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Un referéndum con cuernos

Fernando del Olmo vive una inusitada agitación durante estos días. El concejal de Festejos del Ayuntamiento de Labastida (1.140 habitantes), en la Rioja Alavesa, no para de atender al teléfono y responder a los curiosos que se le acercan para preguntarle por el referéndum que ha convocado el Consistorio. Los vecinos de Labastida van a pronunciarse en consulta pública sobre si quieren o no que siga habiendo encierros de vaquillas en las fiestas de este año, que se celebran durante los días 9, 10 y 11 de agosto. El percance sufrido durante uno de los festejos del año pasado por un vecino, al que una vaquilla rompió la cadera en una cogida, ha hecho que el Ayuntamiento se tiente la ropa antes de tomar una decisión y haya optado por delegar la responsabilidad en los vecinos. "Ese vecino [el que resultó herido], recuerda el concejal de Festejos, "estaba dentro del recinto donde los mozos jugaban con las vaquillas. Él sabía a lo que se exponía. Además, en ese recinto y en las calles donde se corren los encierros hay carteles donde se especifica que el Ayuntamiento no se responsabiliza de lo que le pueda pasar a las personas que participan en esa fiesta". Pues a pesar de los carteles, Hermelino Minguito, que así se llama el vecino mochado, denunció al Ayuntamiento y le reclamó 16 millones de pesetas en concepto de indemnización. El asunto ahora está en la vía contencioso administrativa, porque el Consistorio ya le ha dicho que no le va a dar ni un duro por las buenas. "Los encierros de las vaquillas son la principal atracción de las fiestas", clama Agustín Alfaya desde su bar, ubicado en la plaza donde desembocan los encierros. "Las vaquillas animan mucho. Yo creo que el Ayuntamiento ni tenía que haber convocado un referéndum, porque la opinión generalizada en el pueblo es que este festejo tiene que seguir". Desde el pasado 1 de junio hasta el próximo 15, el millar de vecinos con derecho a voto pueden acudir al Ayuntamiento para participar en la consulta. Hay dos urnas y dos opciones: a favor de que continúen los encierros de vaquillas o de que sean sustituídos por almuerzo popular. La iniciativa de consultar al pueblo partió del concejal de Unidad Alavesa, José María García Harinas, durante una comisión celebrada hace un mes. "Las vaquillas sólo generan accidentes", suelta a las primeras de cambio. "Algún día habrá un muerto y entonces vendrán las lamentaciones". A pesar de este pronunciamiento, Harinas sorprende cuando dice que no está ni en contra ni a favor. "A mí me da igual, pero entre gastar el dinero en un almuerzo popular o en las vaquillas, me quedo con lo primero". Rebeca Lozano, que apenas supera los veinte años, acaba de votar. "He dicho que sí a las vaquillas porque son el auténtico gancho de las fiestas. Todos los que intervienen en los encierros saben a lo que se exponen". Cuando el día 15 se abran las urnas, todos los vecinos de Labastida -un pueblo que multiplica por seis su población en agosto con la afluencia de veraneantes, sobre todo de Vizcaya- habrán tenido la posibilidad de votar. Pero, ¿alguien sabe lo que opinan las vaquillas de todo esto?

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