Curtis Hanson: «Sólo el tiempo nos puede decir si una película vale o no la pena»
El director de "L. A. Confidential" recogió en Barcelona el premio Sant Jordi de cine
Ni los premios, ni la crítica, ni mucho menos la recaudación. Sólo el tiempo sitúa una película donde merece. Así lo cree Curtis Hanson (Los Ángeles, EE UU, 1945), director de L. A. Confidential , que anoche recogió en Barcelona el premio Sant Jordi de cine, convocado por Radio Nacional de España. Hanson abominó de las listas del taquillaje, y rechazó la creencia de que a mayor caja, más calidad. Tampoco los galardones, dijo, se otorgan siempre a las mejores cintas. Para él, la vara de medir es el tiempo, «lo único que puede decir si una película vale o no la pena».
A juicio de Hanson, esa «obsesión» por conocer el taquillaje «es lo peor que le ha podido pasar al cine en los últimos 20 años». Los datos que facilitan los medios, en opinión del director, animan a los espectadores a creer que los filmes más taquilleros son los mejores, «y, ante esta situación, lo fácil para las productoras es rodar películas que se vendan, independientemente de si son buenas o no». No es el caso de L. A. Confidential , un filme excelente que además ha sido un éxito comercial. En una reunión con periodistas celebrada antes de la gala en la que recogió el galardón, Hanson confesó que no le resultó nada fácil encontrar financiación para su último filme: «Me costó muchísimo vender L. A. Confidential porque es muy diferente de las películas que se suelen rodar en Hollywood, mucho más compleja». El cineasta se mostró convencido de que fue el éxito comercial de sus dos cintas anteriores - Río salvaje (1994), donde transformó a Meryl Streep en un héroe de acción, y La mano que mece la cuna (1992), con una inquietante Rebecca DeMornay en el papel protagonista- lo que convenció a los productores para que invirtieran en la que asegura que es su «película más personal». «Ahora, en cambio, siento que todo fue una ironía, porque cuando empecé a rodar L. A. Confidential sentía como si me estuviera aprovechando del crédito que se me había otorgado y, para sorpresa mía, esta película ha rendido mucho más que las demás».
Un éxito de público y de crítica que no fue respaldado por el fallo de los Oscar. Únicamente se llevaron el galardón Kim Basinger, considerada la mejor actriz secundaria, y el propio Hanson y Brian Helgeland, como autores del mejor guión adaptado, en su caso de una novela de James Ellroy. El cineasta afirmó que siempre ha creído que el que las películas compitan por un premio «es un hecho contra natura ». «Los filmes se realizan por distintos motivos, transmiten mensajes diferentes, obedecen a variadas razones y reciben más o menos financiación... Como cinéfilo, he investigado en la historia de los premios y ha habido películas y cineastas excelentes que jamás han sido designados ni siquiera candidatos». Pese a ello, no ocultó que el Oscar a Basinger le ilusionó incluso más que el suyo: «Kim tiene la capacidad de invitarte, de dejarte entrar... Es una actriz con talento; yo me limité a crear el entorno para que ella lo desplegara».
Respecto a su especialidad, el cine negro, Hanson justificó su dedicación a él porque es menos complicado obtener financiación y por vocación. «El negocio del cine», comentó, «le da a uno la oportunidad de volver a hacer el mismo tipo de película que ya ha hecho antes». Por otro lado, se declaró un enamorado de los filmes de suspense: «Entretienen y tratan temas muy importantes, igual que las pesadillas».
En cuanto a planes futuros, nada en el horizonte: « L. A. Confidential ha sido una obra de amor y aún no he tenido tiempo de divorciarme de ella y enamorarme de otra».
Babelia
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