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Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
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Matar es

"Son los muertos", dice Don Juan cuando arroja la lista de sus víctimas; "Matar es", se asombra su rival, Don Luis. Contamos ahora, otra vez, los muertos de la guerra civil: lo hace Tussell y ya se le revuelven. La polémica es antigua y siempre tendenciosa. El famoso "millón de muertos" que llegó a servir de título a Gironella, uno de los primeros novelistas internos de la guerra. Los vencedores siempre han reducido las cifras, para disminuir los costes de su asalto. Se suele tomar como objetivo al historiador Salas Larrazabal, reductor de datos: pero fue general y dirigió el servicio histórico militar, que puede ser a la historia lo que la música militar es a la música, lo que la justicia militar a la justicia.En toda esta polémica me inquietan, sobre todo, un par de puntos políticos: uno insisten en que los dos bandos fueron iguales, y que lo que importa es realizar una reconciliación. Yo soy moralmente del partido de los asesinados, sea el que sea: judío o argelino o de Chiapas, kurdo o bosnio o vasco. Parto de la convicción de que las guerras las crean los altos políticos y los militares -de carrera o estampillados- que las conducen, y siempre las pierde el pueblo. Hubo muerto rojo en la cuneta, y muerto fascista en otra: la proporción es un tema menor. La cuestión de cantidades no me apura. Pero de ninguna manera estoy conforme con que los dos bandos fueran iguales en nuestra guerra: uno era el de los sublevados, el de los fascistas, monárquicos y militares, que querían derribar el orden constituido, la República intelectual y obrera -con el lenguaje de la época-, la democracia; impedir un mejor reparto de la riqueza, que entonces era mucho mas desigual que ahora. ¿Cómo voy a pensar que éramos todos iguales, y que se apoderó de España un viento de locura que nos llevó a todos? ¿Cómo voy a pensar que los vencedores son iguales a los vencidos? ¿Cómo voy a creer que la reconciliación deben producirla los que lo perdieron todo para que los que ganaron se lo guarden hasta con razón moral? La historia es fácil: hubo una modernización de España, una entrada tardía en la cultura, en la democracia; un intento de justicia social, un derroche de cultura nueva que saltaba las barreras impuestas por el pensamiento negro. Y hubo otros que no lo aceptaron. ¿Cómo voy a creer que no se debe hablar más de ese asunto, cómo voy a aceptar que los que mataban lo hacían por locura o por manía, o por la vena española?

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