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Conflicto interno en Medio Ambiente por Las Tablas de Daimiel

Los ecologistas plantean a Tocino retirar la categoría de Parque Nacional al humedal

La suerte del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel está en entredicho, pese al interés mostrado por el presidente, José María Aznar, y su esposa, Ana Botella, que en febrero lo recorrieron, rodea dos de fotógrafos, a bordo de una barca. La reunión del patronato que tutela su gestión, el pasado día 17, derivó en un enfrentamiento entre vocales del Ministerio de Medio Ambiente: por un lado, la Confederación del Guadiana; por otro, la dirección del parque y el asesor del ministerio, Ramón Llamas. El rifirrafe provocó la suspensión de la reunión hasta el próximo 3 de diciembre.

Las Tablas de Daimiel corren el riego de perder su categoría como Parque Nacional si se mantiene la actual gestión. Así se lo advierten a la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, en una carta remitida por los ecologistas representados en el patronato del parque. Su vocal, Juan Criado, le informa de la conflictiva sesión del pasado lunes, que acabó siendo suspendida por el presidente del patronato, Alejandro Gil, director general del Agua de Castilla-La Mancha. Entre otros puntos del orden del día, el comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, José Díaz Mora, propuso la aprobación de varias obras en el entorno del parque con la idea de aprovechar los dos últimos años de abundantes lluvias en la zona. En la memoria de los agricultores todavía están los graves perjuicios ocasionados por la última sequía. Pretenden restaurar mecanismos hidráulicos para retener el agua, ahora que la hay en abundancia, y recargar el acuífero 23, sobreexplotado por las excesivas perforaciones para regar tierras manchegas. De las obras propuestas por Díaz Mora, dos fueron rechazadas (ver gráfico). "Cuando presenté los proyectos dejé claro que se harían siempre que fueran compatibles con los objetivos del parque. Que quede claro. Para eso está el patronato, para discutirlas", afirma el comisario, que se queja de los reproches de los regantes por prestar excesivo interés al parque. Ni la directora del parque; ni el vocal del ministerio, el catedrático Ramón Llamas, ni Juan Criado, representante de la Sociedad Española de Ornitología (SEO / BirdLife), apoyaron la necesidad de las obras. Llamas consideró poco precisos los proyectos de la confederación y exigió que sean completados. Las discusiones entre los representantes de Medio Ambiente se prolongaban tanto que el presidente del patronato optó por suspender la sesión. De haber asistido el subsecretario del ministerio, ausente por un compromiso, Alejandro Gil cree que habría actuado de árbitro entre sus propios subordinados. Como no pudo ser, se convocó otra reunión para el 3 de diciembre.

Gil cree que la composición del patronato y la falta de acuerdo entre los vocales ministeriales carece de toda lógica y confunde a los regantes: "Estas medidas sólo supondrían una recarga del 5% del acuífero 23 [el parque ocupa 2.000 hectáreas de las 500.000 totales del acuífero]. No es ninguna panacea, pero se coloca a los regantes en una postura peligrosa de animadversión hacia el parque, que en ningún caso debe convertirse en un embalse de regulación".

Carta a Isabel Tocino

Para los ecologistas, esa visión significa la destrucción del Parque Nacional. Para el equilibrio de las zonas inundables, cualquier actuación que retenga agua artificialmente, los obstáculos que alteren el nivel del agua, repercuten en la flora y la fauna. Un metro arriba o abajo supone pasar de las 600 hectáreas inundadas a las 1.200, lo que conlleva la desaparición de especies vegetales singulares del parque, como la masiega (Cladium mariscus).En la carta remitida a la ministra Isabel Tocino, la Sociedad Española de Ornitología denuncia la vulnerable situación del parque por graves episodios de de contaminación, como los cuatro que ha padecido este año. El peor de ellos sucedió en mayo pasado, al destruir un agricultor Alcázar de San Juan (Ciudad Real) una balsa de depuración de aguas residuales porque molestaba su labranza. El vertido fue al parque y mató 35.000 carpas.La SEO plantea la dificultad de mantener este humedal como parque nacional. Máxime cuando se proyecta construir una tubería , para reforzar los recursos hídricos del parque desde el acueducto Tajo-Segura y todavía no se ha constituido la comisión de expertos que prepare un marco global de desarrollo sostenible del Alto Guadiana.

Tampoco se dispone de un Plan Rector de Uso y Gestión. El de regeneración hídrica no ha sido actualizado, y se mantiene la apertura ilegal de pozos, pese a las grandes inversiones (17.000 millones) de la UE para compensar a los agricultores que dejen de perforar el acuífero. En los últimos años, su nivel freático llegó a descender 30 metros, lo que ocasionó la desaparición de los famosos Ojos del Guadiana. Las últimas lluvias han recuperado al acuífero entre medio y un metro de nivel freático, pero los Ojos del Guadiana -la afloración a la superficie del acuífero- sólo son visibles en los dibujos de las señales de carretera. Debajo de los carteles, lo más que alcanza a contemplar la vista son los terrones del campo manchego.

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