El partido invisible
Para ellos, para los que juegan el sábado, puede que sea otra cosa, pero para los demás el fútbol es un fenómeno interior, algo más parecido a soñar que a tener los ojos abiertos, una actividad mental. Y como, a fin de cuentas, ellos pueden ser en el mejor de los casos veintiocho y nosotros millones, en esa representación interior es justo en lo que consiste todo este espectáculo en el que nada es sólo lo que parece ni está sujeto a las reglas del tiempo: los 90 minutos de un Real Madrid-Barcelona duran como mínimo dos semanas plagadas de discusiones. Lo importante no es la victoria propia sino la derrota del enemigo -para el Barcelona, el Madrid es el enemigo y, por ejemplo, el Celta un rival y en cuanto al tópico de "los tres puntos en juego", pueden apostar que al 90% de la gente lo que va a pasar dentro de cuatro días en el Bernabéu no les parece ni nada más que un juego ni nada más que tres puntos. Como dijo el pintor Paul Klee: "Lo visib!e es sólo un ejemplo de lo real".De manera que el Real Madrid-Barcelona es una gran representación, un fenómeno casi teatral en el que cada personaje, principal o de reparto, se apresura a ocupar su puesto en el escenario, tanto debajo de los focos como a su alrededor: antes de que lleguen Raúl y RivaIdo, De la Peña y Redondo a desempeñar sus papeles, Josep Lluís Núñez entretiene a la afición del Madrid haciendo de Josep Lluís Núñez y Lorenzo Sanz a la del Barcelona haciendo de Lorenzo Sanz; Joan Gaspar y el resto le echan leña al fuego, ofrecen titulares a los periódicos, suben la voz en las emisoras y, entre todos, forman ante las cámaras, detrás. de los micrófonos exactamente la imagen que los seguidores del otro equipo necesitan: la del enemigo sin el que tal vez ni siquiera existirían. ¿A quién iba a importarle Sherlock Holmes si no existirían el doctor Moriarty y el perro de los Baskerville? Con el fútbol pasa lo mismo.
Así que estos cuatro días consisten en lo que siempre ha consistido la emoción: en una mezcla de esperanza y miedo. Dejándose caer lentamente por estos extraños martes y miércoles y jueves que precisa el encuentro del fin de semana para irse haciendo cada vez un poco más grande y más intenso hasta llegar a ser de su propio tamaño, todos los hinchas sueñan con un 5-0, pero también con un 0-5. Pregúntenle a un seguidor del Madrid qué es el perro de los Baskerville y le contestará: "Es una fiera que lleva una camiseta con rayas rojas y moradas". Y uno del Barça dirá lo mismo, sólo que al revés.