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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La prueba gallega

LA ATENCIÓN política del país se va a desviar en las dos próximas semanas hacia Galicia, donde ayer comenzó la campaña para las elecciones autonómicas del día 19. Las circunstancias propician que el interés de estas elecciones trascienda el ámbito gallego. Es la primera consulta a las urnas tras la llegada de José María Aznar a La Moncloa, y por ello resultará difícil evitar la tentación de convertir la cita gallega en una prueba del estado de salud electoral del partido que gobierna. Al mismo tiempo, se presenta la novedad de la coalición que ha formado, el PSOE con ecologistas y ex comunistas.El paisaje electoral recuerda al de las convocatorias de 1989 y 1993, ambas saldadas con amplios triunfos del PP y de su líder, Manuel Fraga, quien, a los 74 años, ha decidido posponer una vez más su jubilación, siempre anunciada y nunca cumplida. Nadie pone en duda la victoria de los populares, aunque éstos están obligados a lograr la mayoría absoluta; en caso contrario, el PSOE, sus nuevos aliados y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) podrían formar un Gobierno alternativo.

Tras ocho años de gestión, Fraga puede presumir de éxitos como la lucha contra los incendios forestales o la modernización de las comunicaciones. El resultado queda oscurecido por abusos en el ejercicio del poder, entre los que destaca el control de los medios de comunicación públicos, convertidos en un coto particular del PP. El pacto de Aznar con CiU también ha obligado a Fraga a rectificar enérgicas posturas anteriores respecto al traspaso de un tramo del IRPF a las comunidades autónomas. De ahí que el propio PP reconozca la dificultad de igualar el impresionante resultado de 1993 (más del 52% de los votos). Pero los sondeos predicen que Fraga tiene margen suficiente para mantener la mayoría absoluta. La alianza encabezada por el PSOE se bate en varios frentes: contra Fraga; contra el avance del BNG, que en 1993 quedó a sólo cinco puntos de distancia, y contra un extraño convidado, Julio Anguita, coordinador de IU, empeñado en que fracase el experimento incluso a costa de hacer el ridículo con una lista propia sin representatividad alguna; y contra sus propias promesas, de difícil cumplimiento: creación de 50.000 puestos de trabajo, libros de texto y autopistas gratuitas... El PSOE gallego suele obtener unos resultados dignos en las elecciones generales -en torno a un 30%-, que, sin embargo, caen en picado cuando se trata de las autonómicas. Movilizar a ese sector de ciudadanos y detener a un BNG cada día más moderado, que cuenta con el carismático líder Xosé Manuel Beiras, es un reto para Caballero si quiere impedir otro paseo triunfal de Fraga.

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