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El gol químico

Harold Kroto explica con un balón su premio Nobel

Javier Sampedro

Los químicos suelen usar grandes modelos de plástico para poder ver y tocar las moléculas con las que trabajan. Lo que no suelen hacer es lanzárselos al público desde el estrado, como hizo ayer Harold Kroto (británico, 58 años, premio Nobel de Química 1996) sobre los asistentes a la 26ª reunión bienal de la Real Sociedad Española de Química, que se celebra en la Universidad de Cádiz. También es verdad que la de Kroto no es cualquier molécula: se llama fulereno, y su estructura es por completo idéntica a un balón de fútbol.Desde su descubrimiento en 1985, esa pelota de 60 átomos de carbono ha sido a menudo considerada un extravagante divertimento. Pero Kroto, pese a ser un elocuente defensor del carácter creativo, gratuito e impredecible de la ciencia de calidad, está empeñado en demostrar que sus críticos se equivocan. "No todos aquellos que vagan sin rumbo están perdidos", dice con palabras prestadas de Tolkien.

El químico y su equipo de la Universidad de Sussex (Reino Unido) han conseguido ponerle patas al balón: cinco grupos químicos (derivados del fenol) pegados muy juntos en una de sus facetas y que consiguen literalmente posarlo sobre una superficie, como si fuera un depósito de agua. El, resultado, según el científico, es que el balón funciona ahora como un almacén de energía, y muchos de ellos pegados por las patas sobre la misma superficie pueden ejercer las funciones de un minúsculo chip informático

-Otro derivado del fulereno, que consiste en cortar el balón por la mitad y hacer. crecer entre las dos partes un tubo de longitud ilimitada, formado por hexágonos de carbono, ha producido unas fibras que pueden llegar a revolucionar la conducción de electricidad.

Kroto y otros científicos descubrieron los fulerenos inesperadamente mientras investigaban sobre los compuestos del carbono en el espacio interestelar. El hallazgo fue saludado por la prensa británica con cierto desatino. Kroto aún conserva los recortes: "La clave de la vida aparece entre las estrellas". Su titular preferido es uno que le calificaba de radioastrólogo.

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