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Cientos de desaparecidos al naufragar un barco atestado de pasajeros en la costa de Haití

Las costas de Haití han vuelto a ser el escenario de un terrible naufragio. Una embarcación con 800 personas a bordo se fue a pique ayer cuando se aproximaba al puerto de Montrouis, a 80 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, la capital del país. Las cifras del siniestro son todavía muy confusas, si bien las autoridades calculan ya en 400 el número de desaparecidos. De momento se han recuperado 67 cadáveres y unos 60 supervivientes. Los transbordadores haitianos, vetustos y sobrecargados, han jalonado de tragedias la historia reciente de esta empobrecida república.

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El Fierté Gonavienne (el orgullo de La Gonaive), como se llamaba el barco, había zarpado al amanecer de la isla de la Gonaive, al occidente de Haití. A bordo se agolpaban centenares de campesinos y comerciantes que cruzan a diario el estrecho para vender y comprar sus productos. Su capacidad, según fuentes estadounidenses en Puerto Príncipe, era de 80 pasajeros, y medía 18 metros de eslora.La tragedia se desencadenó apenas a 50 metros del muelle de destino. "El barco empezó a hacer agua, y luego se volcó", contaba un superviviente a la emisora haitiana Radio Metropole. "Unas 40 personas que estábamos sentadas en la parte alta caímos al agua. Los que iban encerrados en el interior creo que no se salvaron".

Nadie conoce el número exacto de pasajeros que se amontonaban en los tres compartimentos del buque. Las versiones oscilan entre los 400 que dan las autoridades de La Gonaive y los 900 calculados por la policía de Saint Marc, cerca de Montrouis. Lo más probable es que nunca llegue a saberse. Los transbordadores haitianos, única vía de comunicación entre las poblaciones rurales de la costa, cargan de forma sistemática a muchos más viajeros de los que están autorizados. Eso, y las pésimas condiciones de mantenimiento, convierten a estos trayectos en verdaderas odiseas marítimas.

"Éste parecía un barco de pesca, era demasiado débil", declaraba un testigo a la agencia Reuter. "Aquí en Haití no tenemos leyes, y la gente hace lo que quiere".

Los habitantes de Montrouis se agolparon en el muelle nada más ocurrir el siniestro. Desde ahí increpaban a la policía local, que se limitaba a "mantener el orden" mientras hasta la orilla llegaban los gritos de auxilio de los naúfragos.

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Fueron la misión de paz de las Naciones Unidas en Haití (Minuha) y el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos quienes organizaron las operaciones de rescate. Un buque estadounidense zarpó hacia la zona del siniestro desde Miami, mientras un helicóptero llegaba de la base de las Bahamas. Simultáneamente, la Minuha envió otras dos aeronaves, varios botes de salvamento, equipos médicos y soldados de los batallones de Canadá y Paquistán. Las fuerzas de la ONU se desplegaron en Haití en marzo de 1995, tras la salida de los 20.000 efectivos estadounidenses que habían llegado un año antes para reinstalar en el poder al presidente Jean Bertrand Aristide, derrocado en 1991 por un golpe de Estado. Desde entonces los cascos azules están a cargo de las tareas de seguridad.

Los primeros cálculos hablan de 400 desaparecidos. Según la policía haitiana, la embarcación se hundió en aguas profundas y no hay esperanzas de rescatar a muchos sobrevivientes.

En la memoria del país pervive aún la tragedia ocurrida con el buque Neptune, que se hundió en febrero de 1993 a unos 110 kilómetros de las costas de Puerto Príncipe. Se calculó entonces que la embarcación llevaba unas mil personas a bordo.

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