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Los kurdos, entre la guerra y la negociación

Xavier Vidal-Folch

El mejor apoyo a Sadam Husein es la feroz división entre los kurdos, sus íntimos enemigos. Hace un año, el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) del tradicional Masud Barzani, que controla con sus milicias la región de Erbil, y la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK) del modernista Jalal Talabani, que impera sobre la de Suleimanía, reeditaron su guerra civil de 1994.Peleaban, en zona protegida por la comunidad internacional, por el control del dinero que genera el comercio -tanto el legal como el ilegal- a través de la frontera turca.

Ahora están en conversaciones, salpicadas de refriegas entre sus milicias, que sustituyen en el área a los soldados iraquíes.

"Cuando ofrecimos elecciones, nos contestaron a tiros; pedimos ayuda a Bagdad porque ellos llamaron a una potencia extranjera [Irán]; la mejor solución es un Estado federal, esperamos convencer de ello a Bagdad; ahora volvemos a estar en conversaciones, nosotros estamos dispuestos a celebrar elecciones bajo control internacional mañana mismo", declara a EL PAíS el líder del PDK, Barzani.

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"Barzani se lleva todo el dinero; con visión tribal, trajo al Ejército iraquí para asegurar que se lo embolsa su familia; sin Bagdad, duraría 24 horas; no es verdad que nuestra relación con Irán sea intensa, ellos la han tenido durante 20 años; de momento, estamos a favor de una federación, luego, ya se verá; por nosotros, celebramos elecciones mañana", replica a este diario Kosrat Rasoul, primer ministro del Gobierno de Talabani.

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