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La UE propone la autorregulación y la represión contra los delitos en Internet

La utilización de Internet para actividades ilegales suscita inquietud en la opinión pública. Los malos tiempos que corren para ciertas líricas han creado en algunos sectores la sensación de que esta red puede ser un foco de incitación a la pornografía infantil y otros delitos. Pero, ¿es la pornografía en Internet una moda efímera o un negocio en ciernes? ¿Es imposible acabar con los abusos? ¿Bastan nuevas leyes o el simple avance tecnológico? La UE propone combinar represión y autorregulación.La primera pregunta no tiene aún una respuesta científica ni política, aunque algunos expertos admiten que la lógica señala que más parece una moda pasajera que un negocio. A las segundas ha intentado contestar la semana pasada la CE. Su conclusión es que no bastará con leyes y tecnología. El remedio es un complejo cóctel: cooperación judicial y policial europea y planetaria, autorregulación de las empresas suministradoras de acceso a Internet, programas de software concretos para detectar y bloquear material no apropiado para menores, sentido común de los usuarios, etcétera.

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Indeterminación, no vacío

La detención de dos jóvenes de Vic (Barcelona) que habían desarrollado una red de distribución de pornografía por Internet ha puesto la cuestión de actualidad en España. Debates semejantes se desarrollan desde hace meses en EE UU, Reino Unido o Alemania. En Bélgica, las atrocidades del pederasta Marc Dutroux han dado alas a ciertos sectores para denunciar sus potenciales peligros, aunque los expertos subrayan que nada indica que la distribución de pornografía en Internet signifique que se fabrique más pornografía que antes. Estos mismos expertos admiten, al menos en privado, que la sangre aún no ha llegado al río, que la situación "no es grave, pero sí preocupante, porque Internet se desarrolla a una velocidad enorme".

Los problemas de contenido en Internet tienen dos carices. Por un lado la divulgación de material ilegal (pornografía infantil, alegatos racistas, consejos para drogas o explosivos, obras sin respetar los derechos de autor o pura y simplemente prohibídas). Por otro lado, la necesidad de evitar que los menores accedan a contenidos delicados pero legales (como la pornografía entre adultos).

'Software'

Bruselas recomienda usar programas de software especializados que permiten limitar el acceso a la información delicada. Hay tres modelos. El de lista negra permite impedir el acceso a unos contenidos (sexo, violencia, lenguaje grosero, desnudez, cultos satánicos, drogas...). La lista blanca funciona con el criterio contrario: sólo se puede acceder a determinada información; es utilizado fundamentalmente por centros escolares. La tercera vía es la que defiende con más énfasis Bruselas: el etiquetado neutro, más conocido como PICS (de las siglas inglesas: Plataforma para la Selección del Contenido de Internet).El PICS, de reciente aparición, permite a cada usuario crear su propia lista de contenidos con acceso codificado. Tiene un punto débil: la localización de imágenes sensibles sólo es posible si tienen una presentación con texto que permita identificar su carácter sensible. Aquí entra en juego el sentido común del usuario.

Más problemas plantea el acabar con la introducción de material ilegal. En este caso el usuario difícilmente cooperará por el bien común y siempre intentará mantener oculta su identidad y falsear su calificación real. La CE, que se declara partidaria de mantener el anonimato o el pseudónimo como norma general en Internet para no perjudicar la parte de negocio legal de la red, propone estrechar la cooperación policial y judicial, aclarar los límites de la responsabilidad de las empresas que dan acceso a la red y poner en marcha las autorregulación de esas empresas, para que cooperen voluntariamente con los poderes públicos en localizar a los autores de prácticas ilegales.

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