"A la gente que todavía esté viendo esto"
Ni siquiera los 113 ciudadanos de San Diego seleccionados por la empresa Gallup entre votantes indecisos para hacer las preguntas a Bill Clinton y Bob Dole pudieron apasionarse por el debate del miércoles por la noche. Las cámaras sorprendieron a uno de ellos, un joven de pelo largo, cuando consultaba su reloj para comprobar el tiempo que faltaba. El propio Dole, en el acontecimiento que estaba destinado a ser la gran noche de su vida política, asumió que el país no estaba clavado frente a las pantallas en aquellos momentos cuando abrió su mensaje final dando las gracias "a la gente que todavía esté viendo esto".El primer debate, más atractivo que el del miércoles, tuvo un 20% menos de audiencia que los celebrados en la campana de 1992. The Washington Post ha dedicado a las elecciones, hasta el momento, la mitad del espacio que dedicó hace cuatro años. Los semanarios hablan del ciberespacio, la revolución de las comunicaciones, la cirugía plástica y la mujer de John Kennedy. En 1992, Newsweek publicaba en su portada que a George Bush se le estaba acabando el tiempo, y Time destacaba la foto del debate entre Clinton, Bush y Ross Perot. Las tertulias de la radio están dedicadas a asuntos que no tienen que ver con la campaña, que ya en el mes de julio pasado era considerada como "aburrida" por el 73% de los norteamericanos.
El debate habría sido seguramente más animado -y más rentable para el candidato Dole- si las preguntas hubieran sido formuladas por periodistas, sensibles a las acusaciones de escándalos y entrenados para obtener titulares. Pero los ciudadanos de San Diego, como la mayoría de los norteamericanos, están interesados por la sanidad, la educación, el empleo y las pensiones. Quizá sería el momento, como dijo Peter Jennings en la cadena ABC, de que los profesionales de la información reflexionen sobre esto.
