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Aznar elude respaldar a Cascos, pero advierte al PSOE que tenga "cuidado" al hablar de los GAL

Los GAL siguen siendo el fantasma que sobresalta la vida política y parlamentaria. Los socialistas trataron ayer de acorralar en el Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno, José María Aznar. Querían que desautorizase la afirmación de su vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, el pasado 29 de septiembre, en Mérida, cuando calificó a los GAL de "terrorismo de bodeguilla", en referencia directa al ex presidente del Gobierno Felipe González. Aznar, que tiene ya demostrada una gran capacidad de fajador, eludió responder a la pregunta concreta de si "respalda" las afirmaciones de Álvarez Cascos. Pero, además, contraatacó y advirtió que el PSOE "debe tener algún cuidado" al hablar de los GAL.

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El PSOE envió al Congreso a uno de sus valores políticos más relevantes, el ex ministro de la Presidencia y portavoz del anterior Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, que intentó acorralar a Aznar y le exigió una rectificación de las acusaciones contra González de su vicepresidente. De otra forma, argumentó, puede entenderse que el Ejecutivo trata de silenciar a la oposición. Se han "formulado graves calumnias contra el jefe de la oposición", según el ex ministro, y por "personas demasiado relevantes, que se sientan cerca de usted, incluso hoy, en este turno de preguntas, como para pensar que esto es una -casualidad". Álvarez Cascos estaba, en efecto, en el banco azul, a la izquierda del jefe del Gobierno.Aznar utilizó una falsilla que es ya habitual en el presidente del Gobierno. No contesta directamente a lo que se le pregunta y responde en términos de contraataque político. En esta ocasión, respondió a la pregunta, lo mismo que en casos anteriores, con simplicidad: "Todos los miembros del Gobierno tienen la confianza del presidente".

Naturalmente, no era eso lo que quería escuchar Pérez Rubalcaba, sino si Aznar respalda las durísimas y personales acusaciones de Alvarez Cascos contra González. El ex ministro se lo hizo notar en la réplica y, al responderle, Aznar llevó el problema al campo político. Además de recordar los sinsabores que le ha costado a su Gobierno la decisión de no levantar el secreto de los papeles del Cesid, lanzó advertencias, recordatorios, reproches y andanadas de fondo, aunque moderadas en la forma.

"Yo no voy a calificar nada ni de incidente grave, ni de incidente pequeno, ni de incidente penoso", dijo Aznar, con lo que respondía a la calificación de ioncidentes" que González dio en la SER a los asesinatos de los GAL y que, según explicó en otro momento de la tarde Alvarez Cascos, es lo que explica su respuesta en Mérida.

Además, Aznar explotó la ventaja que le supone no tener relación con las andanzas de, los GAL y afirmó -que, mientras sea presidente del Gobierno, "en España habrá, contra el terrorismo ley, y ningún atajo por ningún sitio".

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También Pérez Rubalcaba lanzó alguna carga de profundidad. Instó repetidamente a Aznar para que rectificase las afirmaciones de su vicepresidente, porque si no lo hacía, dijo, puede entenderse que toda la posición del Gobierno frente al PSOE sigue resumiéndose en el eco de aquel "váyase, señor González" que Aznar hizo famoso como líder de la oposición. Para el ex ministro, la frase "sonaba truculenta" dicha desde la oposición, pero a estas alturas, si se sostuviera desde el banco azul, "sería infinitamente mucho más preocupante para todos los españoles, pues querría decir que desde el Gobierno se está intentando silenciar a la oposición".

El calado político del asunto se puso más de manifiesto cuando, al concluir Aznar su réplica con la solemne apelación a que no empleará ningún tipo de "atajo" para combatir el terrorismo, escuchó no un aplauso, sino una ovación cerrada y larguísima desde los bancos de su grupo, que parecían rubricar la trascendencia de la cuestión.

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