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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Induráin

Uno sabe imaginarse cómo se siente cuando la gente le exprime como un limón. Creo que esto es, lo que siente, o sintió, Induráin semanas después de conseguir el oro olímpico en la prueba contra el crono. Yo estoy convencido de que Induráin no tenía ganas de correr la Vuelta. La historia lo dice. Veamos, participó siete veces: en tres, abandonó; en otras quedó en malas posiciones y, en una, fue segundo. Sé que eran los primeros tiempos, pero es evidente que la Vuelta le trae malos recuerdos y no está hecha a sus gustos (por ejemplo no hay puertos duros y de muy larga ascensión). Cuando me refiero a lo del limón, sucede que la gente sabe que Induráin está desmotivado, que no puede preparar el Campeonato del Mundo según sus planes, que en la Vuelta no luce el sol sofocante del Tour, tan ventajoso para su cuerpo, y que este año es el primero en que cierta gente le está utilizando descaradamente en beneficio de ciertos fines siguiendo una teoría simplista: "Si el chico no resultó bien en una cosa, por qué no en esta otra", y, lo que es más grave, los organizadores de la Vuelta, en los últimos años, han echado en cara, de una manera desvergonzada, a Induráin su falta de participación; como si fueran dueños de su persona. Supongo que a Induráin se le ha tratado con cierta falta de respeto a su dignidad como hombre deportista que, a pesar de todo, tiene sus límites y no es un genio que cumplirá todos nuestros deseos- Juan José Voces Fernández

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