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AZNAR, PRESIDENTE DEL GOBIERNO

González rechazó atacar a Aznar con los datos que le aportaron sus ministros

Anabel Díez

Los socialistas todavía no se han estrenado como el grupo que debe poner las cosas difíciles al nuevo Ejecutivo. En la investidura como presidente de José María Aznar no hicieron su primer acto de oposición, sino el último como Gobierno. Esta constatación de un ministro justifica por qué Felipe González se negó a utilizar la profusión de datos que se le habían dado contra el pacto de financiación autonómica entre el PP y CiU.

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"Tenemos mucho tiempo para hacer oposición", aseguran que dijo el pasado jueves Felipe González a sus ministros en la que fue su última reunión como representantes del Ejecutivo.Miembros del gabinete afirman que González tenía datos suficientes para poner a José María Aznar en aprietos respecto a la financiación autonómica y la gestión de los puertos y los aeropuertos. No quiso hacerlo. Sus últimas palabras al salir ayer del Congreso fueron para expresar buenos deseos hacia Aznar y sentimientos de "liberación" personal.No todos los componentes; del Gobierno saliente compartían el alivio de González. "De liberación nada. Es una auténtica faena perder las elecciones y dejar de ser ministro. Hoy llega con toda crudeza ese mornento", decía uno del área económica. Otro recordaba la expresión de un antiguo compañero que abandonó el gabinete en 1993: "Lo peor de ser ministro es que alguna vez tienes que dejar de serlo".

En este contexto se fueron animando y pasaron a las bromas: "Tienen razón los del PP cuando dicen que lo importante es ser ministro, aunque sea de Marina", comentó uno parafraseando, al parecer, un dicho de finales del franquismo.

La actitud de moderación que ha tenido González en el debate se ha considerado "razonable" por los suyos, según numerosos diputados y miembros de la ejecutiva federal. Eso sí, inmediatamente precisan que tanto sosiego no puede durar mucho: "No vaya a ser que demos la imagen de que todos somos de centro".

En la reunión del jueves en La Moncloa se habló durante más de cuatro horas de la financiación autónómica. Aunque a los socialistas les faltan detalles fundamentales del pacto de Aznar con los nacionalistas catalanes, tanto sobre ese punto como sobre otros, se arriesgaron a hacer: proyecciones con distintas hipótesis.

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González tenía argumentos suficientes, para en la tarde del viernes sembrar la duda de que el pacto podría perjudicar a las comunidades con menos nivel de renta, pero no lo hizo. A sus ministros no les cogió de sorpresa porque lo había anunciado.

"Queremos hacer una oposición sosegada. A veces será firme o muy crítica, pero trataremos de que nunca pierda las formas. Queremos evitar la crispación", dijo González. Esto, en lo que respecta a su futura labor de oposición. Pero en lo referente al debate fue claro e hizo lo que dijo que haría: "Yo voy a facilitar la tarea de la investidura". No le costó trabajo, dado el talante amable de Aznar.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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