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Los amantes de Sarajevo yacen juntos

El joven serbio y la musulmana tiroteados hace tres años al huir de la capital bosnia serán hoy enterrados allí

Tres años después de que murieran por amor, la muchacha musulmana y el joven serbio cuyo trágico destino simboliza la locura de la partición étnica de Sarajevo han sido devueltos a su ciudad. Los cadáveres de Admira Ismic y Bosko Brkic, más conocidos como los Romeo y Julieta de Sarajevo, han sido exhumados de un tumba sin identificar situada en un cementerio militar serbio y trasladados a la reunificada capital bosnia, de cuyo horroroso asedio intentaban huir.Los amantes serán enterrados hoy uno al lado del otro en el cementerio del León, en tumbas con vistas al café donde solían cortejarse. La llegada de los féretros a su última morada marca el final del viaje que ambos emprendieron en mayo de 1993.

Admira y Bosko, que entonces tenían 25 años, confiaban en que su seguridad estaba garantizada y, desde las posiciones gubernamentales bosnias, se adentraron en el frente de combate a través de edificios erizados de francotiradores. Pretendían llegar hasta el barrio serbio de Grbavica y viajar después a Belgrado para empezar allí una nueva vida.

Pero una ráfaga de ametralladora segó su sueño en tierra de nadie. Admira aún tuvo tiempo de arrastrase hacia su amado Bosko y abrazarlo antes de expirar. Sus cuerpos se pudrieron al sol durante ocho días mientras los beligerantes se acusaban recíprocamente de la muerte de los enamorados. ¿Quién iba a arriesgar su vida para recuperar los cadáveres de los enamorados?

"Aún queda gente que sigue sin entender la grandeza de su muerte", se lamenta ahora Zijah Ismic, el padre de Admira. "El [Bosko] permaneció en Sarajevo por amor y ella quiso devolverle su cariño huyendo juntos a zona serbia".

Unos amigos serbios ayudaron a Zijah y a su esposa Nera a localizar la tumba de su hija y de su amado, al que también querían como a un hijo tras ocho años de noviazgo. Ambos habían crecido en una ciudad multicultural donde los matrimonios interétnicos eran frecuentes antes de que estallara el odio nacionalista.

Sin oración fúnebre

El funeral no obedecerá a ningún rito religioso. Ni al musulmán ni al ortodoxo. "Si ellos hubiesen sido creyentes, no habrían seguido juntos sentencia el padre de Admira. "No es decisión, sino la que ellos habrían tomado. Con su muerte dejaron patente que su amor era más fuerte que cualquier creencia".

Su esposa lloró ayer durante horas y horas mientras Zijah organizaba el traslado de los cadáveres de los amantes. "He estado esperando tres años este momento: poder enterralos en Sarajevo; he pensado hasta en el último detalle. Pero durante todo este tiempo me negaba en mi fuero interno' a aceptar la realidad mientras no localizáramos su tuinba", gimoteaba Nera.

La autopsia de los jóvenes confirma que murieron tiroteados. Los forenses encontraron un proyectil de ametralladora en el pecho de Admira. Su padre cree que fueron los serbobosnios los que apretaron el gatillo, pero prefiere olvidar: "No puedo cambiar el pasado ni devolverles la vida. De nada sirve ya encontrar a los culpables".

ZÍjah y Nera sólo quieren colocar una lápida en forma de corazón en la tumba de los amantes de Sarajeivo.

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