Algo del otro jueves
Un puñado de locales se adelanta al fin de semana para captar a los noctámbulos exquisitos
"Nuestra noche favorita ha sido siempre la del jueves. Por eso la elegirnos para abrir nuestro bar", cuenta Charquis, una de las fundadoras de Nature, que recoge su pelo con dos enormes prendedores-margarita estilo flower power.
La idea de Charquis la comparten cada vez más asiduos de la noche madrileña, y también más propietarios de locales. Con la crisis, se acortó la semana de ocio. Ya no hay dinero para salir todos los días. Pero el fin de semana de viernes y sábado sabe a poco, y resulta poco rentable. De ahí que la noche de los jueves se esté imponiendo como la exquisita, guay, elitista, la mejor, la favorita, según las expresiones de los noctámbulos. Los encargados de sala exprimen su imaginación para montar los jueves originales sesiones o fiestas.
Nature florece cada jueves, y sólo los jueves, desde otoño. De viernes a domingo, ese mismo local se transforma en Midnight y Midday. Ana, la otra socia de Nature, coincide con Charquis: "Es el día exquisito para salir. En las discotecas se puede bailar sin que te pisoteen como en el fin de semana". Y sigue: "Quería montar un sitio en que la gente se encontrara a gusto. La mayoría de los clientes son amigos míos".
Los primeros jueves de cada mes, Nature monta desde las once de la noche un mercadillo muy peculiar. A ritmo de house, hip hop o ambient, allí se mezclan ropa (le los sesenta-setenta, bisutería, papelillos de fumar, condones de sabores, velas de olor, fanzines e incluso una peluquería y un tatuador profesional. "Quiero abrir una barra sin alcohol", dice Ana. "La mayoría de la gente no viene aquí a emborracharse, sino a oír música y a bailar".
La crisis agudiza el ingenio. Lo mismo que los grandes cines de la capital se han ido transformando en multisalas, las discotecas también han visto en el multiuso su mejor vía de escape, y prosperidad. Ahí está, junto a la (irán Vía, Flamingo. Miércoles y sábados es Soul-kitchen y pincha funky. Los viernes es Flamingo para organizar fiestas universitarias. Sábados y domingos por la mañana, horario after-hours, convoca a la gente bajo el nombre de Goa. Y los domingos por la noche pasa a ser Shanghai y acoge ambiente gay. Para los jueves, en cuanto pase la Semana Santa, Flamingo-Goa-Shanghai traerá lo último de Europa, el new trance de Amsterdam.
Del coco-loco y la piña colada al bakalao. José Luis Zambale ha visto de todo en los 26 años de trayectoria de su local, el Bali Hai: "Antes teníamos dos orquestas, venían a bailar los matrimonios y pedían bebidas de estilo tropical, como el coco loco, pero empezamos a perder dinero". Ahora es "música de ésa (house)", y gente bien distinta, "más difícil", dice él. Desde luego, no matrimonios. Y todo !in cambiar un ápice la decoración, estilo hawaiano, con sus máscaras, sombrillas y focos con conchas marinas. "No sé, les hace gracia esto". Quedándose donde estaba, con su toque kitch, el Bali Hai ha conseguido, ser el moderno de los modernos. También aquí el ambiente de los jueves es diferente. "Viene más gente de la farándula", cuenta su propietario, "como Lolita, Almodóvar, Rossy de Palma, Rosario Flores".
El local de Zambale comparte manzana con Danny Pannulo, encargado de sala en Morocco los jueves. Noche de devotos. "La primera fiesta underground con música house del país (House of devotion)", como la califica sin ningún rubor su promotor, Danny Panmullo, con pelo a lo leopardo y piercing en cejas y barbilla. La fiesta se basa en el universo de los discjockeys (DJ's). Este antiguo cabaré quiere emular así a. los mejores clubes de baile de Nueva York: "Los DJ's han derrumbado a las estrellas del rock. Las groopies ahora van detrás de los DJ's, no de los músicos", cuenta Pannullo. La pista se llena de club kids (gogós con presencia escénica y carácter) que incitan al baile al público. "La fiesta la organizarnos los jueves porque es el día ideal, el más elitista. Los jueves, sin embargo, tenemos un grupo de fieles seguidores que vienen aquí a bailar en busca de un club estilo neoyorquino. Lo importante para ellos es la música, la bebida está en segundo plano", termina Pannullo.
Kathmandú también apuesta por los jueves. En este local, ésa es la noche del cool flava -cool flavour pronunciado a lo afroamericano-, la del sabor, lo más fresco, lo más nuevo, la de los pinchadiscos invitados. "Sólo abrimos de jueves a sábados. El resto de la semana no compensa estar aquí sólo para cubrir gastos. Antes, cuando había pasta, la gente salía todos los días, pero ahora es el jueves cuando empieza la movida del fin de semana", explica José, uno de los dueños del local. Estudian, neohippies y clubbers -la mitad extranjeros- se reparten la pista de baile a ritmo de lo último en techno, house, hip hop, acid jazz. "En Madrid hay poca oferta, es la peor noche de Europa en cuanto a cultura musical. La noche madrileña tiene fama porque es la más larga, pero también es la de peor calidad en cuanto a actividades", comenta José. "Esto no es como Londres, aquí no hay cultura de club, tratamos de fomentarla trayendo a buenos disc jockeys, que saben leer la pista y son capaces de tener a la gente cinco horas bailando sin parar".
Quien se estruja bien la cabeza para hacer de cada jueves una historia y un mundo es Nines. Su hábitat: El Refugio, un local de ambiente predominantemente gay, aunque los jueves hay mezcla. Esta noche actúan Los Ailoviu's. "Hacemos fiestas para atraer al público". El jueves pasado se celebró la Dragmanía: una fiesta-concurso de drag queens en la que todo el mundo pudo dar rienda suelta a sus plumas y plumones. Así llevan dos años. Para conmemorarlo, El Refugio prepara para el 14 de abril una gran movida con lo mejor que ha pasado por allí.
Lo que más ha gustado y en lo que más han participado son, sin duda, las Fiestas de la Espuma, donde la. gente "ya viene preparada y dispuesta a meterse de lleno y no lleva ropa interior", dice Nines.¿No se le acaban las ideas? "No se crea, a veces es difícil", responde Nines. "Pero hace poco, mirando una fuente en El Retiro, se me ocurrieron otras nueve".
Nature (Amaniel, 13, metro Plaza de España); Flamingo (Mesoneros Romanos, 13, metro Gran Vía); Bali Hai (Flor Alta, 1, metro Santo Domingo); Kathmandú (Señores de Luzón, 3, metro Ópera); Morocco (Marqués de Leganés, 7, metro Santo Domingo); El Refugio (Doctor Cortezo, 1, metro Tirso de Molina); Fenakisticopio Itinerante (Gran Vía, 1, metro Gran Vía).
El Fenakisticopio
Como Nino y Donald, los protagonistas de la película Travelling avant, que estaban empeñados en montar un cine club para difundir el buen cine, los dos creadores de la sala independiente Fenalcisticopio Itinerante montan sesiones todos los jueves, a las 21.30, en un piso en la Gran Vía, para dar a conocer en España la producción cinematográfica en 16 milímetros y "animar un poco la ciudad, que está muy aburrida", afirma David, uno de los padres del invento.En una habitación, con 50 personas sentadas, previo pago de 400 pesetas, David y Maximiliano proyectan las cintas desde finales de febrero. Una experiencia novedosa en España, pero ya con tradición en países como Austria, Suiza, Alemania o Francia. El nombre Fenakisticopio procede de un antiguo apararato de física que condujo al invento del cinematógrafo; lo de Itinerante, de la intención de que las sesiones no se hagan siempre en el mismo sitio, sino que roten por la ciudad. "En verano pretendemos hacer las proyecciones al aire libre, aprovechando descampados o solares apartados", explica David. Tras los pases, se organizan debates.
La elección de los 16 milímetros se hizo porque "en ese formato se ruedan películas experimentales, documentales, ficciones muy características, obras con un concepto (le cine distinto". "Suelen estar hechas por una o dos personas, con presupuestos mucho menores que los de las grandes producciones de 35 milímetros. No es necesario mucho dinero, ya que la misina persona puede escribir el guión, rodar y montar". Hoy ponen Cloth and bone, de Anouck Iyer, y Reproduction interdite, de Sophie Le Garroy y Frangois-Cristophe Marzal.
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