El Partido Comunista ruso busca como aglutinar un amplio frente político

El Partido Comunista está haciendo todo lo posible por convencer al hombre de la calle que su líder, Guennadi Ziugánov, en su calidad de candidato a la presidencia de Rusia, no representa sólo a los marxistas-leninistas, sino a todas fuerzas patrióticas desde rojos a blancos, que desean el resurgir tanto industrial como cultural del país. Para dar esta impresión de amplio frente aglutinador están incluso dispuestos a financiar a partidos y periódicos fantasmas.Ziugánov, tras ser propuesto como candidato a la jefatura del Estado por el Partido Comunista, anunció que está creando un Consejo Nacional integrado por diversas organizaciones políticas que será el encargado de nombrar su Gobierno en la sombra. Y aunque anunciarán la composición de este Gabinete sólo en vísperas de la votación de junio, ya se conocen los nombres de algunos de sus componentes.

Por lo menos dos de ellos son ahora candidatos presidenciales que, a su debido tiempo, se retirarán en favor de Ziugánov. Se trata de Amán Tuléiev, carismático líder provincial de la combativa zona de los mineros del carbón, que ocupará el puesto de jefe del Gobierno o de vicepresidente, y de Piotr Románov, que obtendrá la cartera de Industria. El responsable de Agricultura será Vasili Starodúbtsev, presidente de la Unión Agraria y ex miembro de la junta golpista de agosto de 1991 contra el líder soviético Mijaíl Gorbachov. El cineasta Stanislav Govorujin se perfila como viceprimer ministro enargado de temas culturales, mientras que el Ministerio de Cultura lo encabezará Nikolái Gubenko, actor y cineasta que ya ocupó este cargo en tiempos de la URSS con Mijáil Gorbachov y que hoy es director del Nuevo Teatro de Taganka.

El puesto de ministro de Defensa, por el momento, está vacío y se le ofrecerá al popular general Alexandr Lébed si se decide, a apoyar a Ziugánov, que le está cortejando activamente.

Otros candidatos

Hay también otros candidatos presidenciales, entre los más de treinta inscritos hasta la fecha, que pueden apoyar a Ziugánov, ya sea en la primera vuelta o en la segunda: el ex vicepresidente Alexandr Rutskói, el nacionalista y ex campeón olímpico de halterofilia Yuri Vlásov e incluso el famoso oculista Sviatoslav Fiódorov.

En su afán de presentar a Ziugánov como líder de un amplio movimiento político, los comunistas están dispuestos a financiar a partidos minúsculos para que no desaparezcan, siempre y cuando pasen a engrosar la lista de quienes lo apoyan.

Característica de esta tendencia unificadora en torno a Ziugánov fue la velada celebrada anteayer en la Casa Central de los Literatos. Oficialmente consagrada a festejar el cincuentenario del crítico y subdirector del periódico nacionalista Zavtra, reunió a dirigentes comunistas, Ziugánov incluido, con clásicos de la literatura soviética, como Yuri Bóndarev y Valentín Rasputin, y líderes del movimiento blanco, monárquicos que hasta hace unos años vivían en el exilio. El sábado se pudo comprobar la potencial unión de la hoz y el martillo con la cruz cristiana ortodoxa, de ateos y creyentes "en aras de la grandeza de Rusia", como dijo Alexandr Projánov, el ideólogo que pretende borrar las diferencias que hoy todavía separan a los diferentes bandos de nacionalistas.

Mientras tanto, las posibilidades de unidad se ven más difíciles en el flanco de la derecha, donde el presidente Borís Yeltsin aún encuentra la resistencia de influyentes reformistas, a pesar del claro apoyo que le están dando los dirigentes occidentales, como muestra la visita del canciller alemán Helmut Kohl, quien ayer en la noche llegó a Moscú.