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PRECAMPAÑA ELECTORAL

El líder del PSOE no quiere decir que es su "última vez"

Anabel Díez

, Lo primero que González quiso desterrar ayer fue la idea de que es un candidato a la fuerza. Reconoció que no quería presentarse, pero no le cuesta trabajo ponerse en situación "por la pasión" que dice sentir ante los retos que tiene que hacer frente el país de aquí a comienzos del próximo milenio. En todo caso, no se atreve a decir que será su "última vez" porque ya lo ha hecho en un par de ocasiones y nunca se ha cumplido.

González asegura que en su caso no se da una contradicción, sino una paradoja. Le embarga "el deseo de dejarlo" al tiempo que siente viva su "pasión por los desafíos que tiene este país". "Esto me da mucha fuerza", asegura.

Seguramente, durante la campaña electoral el líder del PSOE hablará de la crisis nacional de 1898 para criticar a los políticos de la época, que con su "pesimismo" no supieron ilusionar al país mientras entraba en el nuevo siglo. "No quiero que ahora pase lo mismo", dijo ayer.

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Recurrió a la historia de su partido para asestar un golpe a aquel a quien sustituyó hace algo más de 20 años, es decir, a Rodolfo Llopis. Cuenta González que en un congreso en la clandestinidad Llopis perdió todas las votaciones en lo que a resoluciones políticas se refería. "Las resoluciones son en mi contra, pero ahora me toca hacer de sumo sacerdote para interpretarlas", puso González en boca de Llopis. "Yo nunca hubiera hecho algo así, porque no puedo actuar en contra de mis ideas", advirtió.

Malos momentos

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González dice que lo ha pasado mal. Su malestar tiene que ve con el afloramiento de casos de corrupción que han afectado a personas a las que considera desleales con la confianza que él les prestó. Pero esto no le arredra para seguir adelante, convencido como está de que su vida siempre estará ligada a la política. "Llevo 30 años luchando por las ideas en las que creo y siempre será así", subrayó. Además, aludió a su edad, 53 años, para afirmar que está en condiciones de "seguir luchando con ahínco".

El presidente del Gobierno no pudo evitar la risa al ser preguntado por la "alegría" del presidente del Partido Popular, José María Aznar, al conocer que será su adversario electoral. "Ya se le nota que está encantado".

Y siguió la broma: "Yo también me alegro de que esté encantado de que yo sea su adversario". Dicho eso, aseguró sentir un "enorme respeto" por el líder del PP porque representa a una fuerza política que cuenta con millones de votos.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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