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Ecos de 'caracazo' en Venezuela

Un nuevo estallido social amenaza la ha sociedad venezolana, atenazada por la corrupción y los fracasos económicos

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALLa probidad del presidente venezolano, Rafael Caldera, especialmente bienvenida al destacarse sobre jefaturas envilecidas o ladronas, no basta para colmar las expectativas de una sociedad empachada de corrupción y crecientemente irritada por los fracasos, vacilaciones o demoras de una gobernación escasamente fecunda. "Estarnos en la pura habladera", denuncian sus víctimas. La carestía aprieta, la pinta de petróleo ya no cunde tanto, caen las reservas de divisas en un país importador, y los grupos empresariales reclaman el levantamiento del control de cambio y precios impuesto para atajar la hecatombe bancaria del pasado año.

El sindicalismo se suma al coro de lamentaciones advirtiendo contra rebeliones sociales de atenderse los aldabonazos neoliberales, y se registran también divisiones entre quienes apremian el progresivo regreso a la disciplina y ajustes pedidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y aquellos que los rechazan temiendo por la democracia. La desesperanza, cansada de las perrerías de los partidos y exigiendo resultados a la honradez y buenas intenciones del presidente, se anticipa agorera: "Aquí se viene un caracazo " (cruentos disturbios callejeros ocurridos en febrero de 1989).

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No opinan así los portavoces oficiales consultados, cortos de munición contra un temporal de apremios y críticas y aparentemente convencidos de que, intencionadamente, se exageran los problemas. "La situación heredada era caótica, pero ya observamos un cambio de mentalidad, como lo demuestran la mayor recaudación y el consenso sobre la apertura petrolera. Se está conversando con el Fondo. Necesitamos tiempo y a Caldera todavía le quedan tres años de gobierno". Una fuente policial venezolana citaba la desarticulación de vanas operaciones, encaminadas a fomentar las revueltas.

El periodista José Vicente Rangel, candidato presidencial por el Movimiento al Socialismo (MAS) en los setenta, conduce un programa televisivo de gran audiencia y recibe abundante información. Desde el diario conservador El Universal denunció malversación de fondos reservados por parte de Carlos Andrés Pérez, destituido en 1993 y bajo arresto domiciliario a la espera de sentencia. Ahora, Rangel carga contra el democristiano Caldera, a quien reconoce intuición política, méritos académicos, mucha cancha y el haber sabido liderar el clamor popular de hace dos años en demanda de un mayor relieve ético en las tareas de gobierno. De hecho, su regreso al palacio de Miraflores significó el renacer de la esperanza.

Rangel, en una conversación sostenida en su casa de Caracas, recuerda aquella alborada: "Simplificando las cosas, el problema venezolano se resolvía sacando a un presidente corrupto e inmoral y colocando a un presidente con fama de honesto, un hombre probo, padre de familia, el abuelo de los venezolanos, incapaz de tener una amante ni de robarse un dinero".

Pero sin llegar a elaborar un programa alternativo percibido como sólido y provechoso, Caldera satanizó la apertura económica y las drásticas medidas emprendidas, apresuradamente, por Carlos Andrés Pérez. "La apertura se convirtió en algo ideológico y exclusivamente político. Realmente no debió ser así. Debió asumirse en términos económicos y ver si era un proyecto viable o no ( ... ). Dando la batalla retórica contra el paquete liberal Caldera permaneció de brazos cruzados".

El presidente ha prometido avanzar en las privatizaciones y velar por los más débiles, pero se deterioran los índices sociales y económicos y aumenta la impaciencia de la población, incluidos los millones en la. pobreza y la nutrida vanguardia de técnicos y profesionales, una de las más cualificadas de América Latina. Caldera recibió el bolívar a 80 por dólar y esta semana rozaba los 340 sin haberse devaluado oficialmente; aumentó el déficit fiscal y el endeudamiento; la inflación ronda el 60%, el paro se sitúa en tomo al 20%, y en la economía informal se emplea cerca del 50%,de la mano de obra.

Un hombre de 22 años reflejaba con una amarga hipérbole su propio desánimo. "Me paso por el forro los falsos nacionalismos y los chantajes patrióticos. Le ruego a Dios porque un día me vaya para playa Pantaleta y encuentre al [portaaviones norteamericano] Nimitz y al decimonoveno batallón de Infantería de marines -desembarcando en la playa y regalándole coca-colas a los nativos. En fin, renuncio".

Venezuela dispone, como pocas naciones, de crudo a mares y recursos para salir adelante. El escritor Arturo Uslar Prieti atinaba mas en una convocatoria dirigida a toda la dirigencia nacional: "Lo que el país necesita antes que todo es . una toma de conciencia de la gravedad y naturaleza de la crisis que está viviendo".

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