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HACIA EL FIN DE LA GUERRA

EE UU impulsó la combinación de fuerza militar y diplomacia para doblegar a los serbobosnios

Antonio Caño

La intervención de Estados Unidos, con una difícil combinación de diplomacia y- fuerza militar, ha doblegado a los serbios de Bosnia, la fuerza dominante hace tres meses, y ha conducido el conflicto de Bosnia-Herzegovina a un punto en el que, por primera vez en casi 45 meses, puede confiarse seriamente en una inminente paz. Bill Clinton, que ayer se precipitó a anunciar personalmente el acuerdo en las negociaciones de Nueva York está a punto de consumar el mayor éxito de la política exterior de su Administración y de una de las más complejas misiones de mediación jamás conducidas.

Es, paradójicamente, un éxito con el que nadie contaba hace sólo unas pocas semanas, dirigido por el país con menos presencia en el escenario del conflicto y atribuible a la Administración en la que menos se confiaba a la hora de un compromiso en el área internacional. La paz parece llegar, probablemente, como consecuencia del agotamiento humano y político de todas las partes contendientes.Pero, finalmente, es también el premio a la insistencia en tres principios básicos que Estados Unidos defendió por encima de la voluntad de los países europeos: el papel de los croatas, la eficacia de los bombardeos aéreos (sin la necesidad de una intervención directa de tropas terrestres) y la indivisibilidad constitucional de Bosnia-Herzegovina, un Estado reconocido por la comunidad internacional."Hoy nos hemos movido más cerca del objetivo final de una paz auténtica dejando claro que Bosnia-Herzegovina seguirá siendo un solo Estado internacionalmente reconocido", declaró Bill Clinton en la Casa Blanca al anunciar públicamente el acuerdo alcanzado poco antes en Nueva York.

Hasta llegar a este momento, la Administración norteamericana ha tenido que actuar durante varios meses en distintos frentes simultáneamente;

- Europa: convencer a los demás países de la OTAN, particularmente a Francia. (que quería tropas norteamericanas) para embarcarse en una campana de masivos ataques aéreos. El consejero nacional de Seguridad, Anthony Lake, fue el, principal encargado de esta misión. La conferencia de Londres sentó las bases de actuación y la granada de mortero serbia sobre el mercado central de Sarajevo el pasado agosto ofreció la excusa para pasar a la acción.

- Rusia: calmar los ánimos del Gobierno de Boris Yeltsin, cuyo enfado era creciente y que había amenazado con una gran catástrofe internacional si los bombardeos continuaban. Este flanco fue cubierto por el secretario de Estado adjunto, Strobe Talbott. Estados Unidos confirmó a Rusia que tendría un papel destacado en la postguerra.

- Serbia: el contacto directo establecido entre el emisario norteamericano a Bosnia, Richard Holbrooke, y el presidente serbio, Slovodan Milosevic, que se convirtió en el único interlocutor en nombre de los serbobosnios, resultó decisiva para empujar a éstos a la negociación. EE UU ha jugado con habilidad sobre el punto débil de Milosevic. La necesidad de ver levantadas las sanciones que pesan sobre su país le empujaba a la paz. La política del palo y la zanahoria ha funcionado.

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- Croacia: el apoyo norteamericano al fortalecimiento militar de Croacia (Washington nombré hace dos años un asesor militar para ese país) y la creación, muy criticada en su día, de una federación bosnio-croata, alentada exclusivamente desde Estados Unidos, permitió, construir la. pinza que terminó por, debilitar a los serbios. La clave de la pieza croata ha estado, no obstante, en Krajina, cuando su Ejército regular se hizo con el territorio en manos de los rebeldes serbios en una espectacular operación de cuatro días. La derrota de Krajina hizo comprender a los serbios de Bosnia que ellos podían ser los siguientes.

Presión sobre Sarajevo

En el último momento fueron los musulmanes bosnios, los tradicionales aliados de Estados Unidos, quienes amenazaron en el último instante con echar abajo ese difícil edificio diplomáticomilitar, pero Estados Unidos ejerció sobre ellos toda su capacidad de presión para evitarlo. Y lo logró. Los bosnios se. han sentado a la mesa de Nueva York y han aceptado los acuerdos.Parece innegable que la inminencia, de la campaña electoral en Estados Unidos, en la que Clinton se presenta con escasos argumentos de política interna, ha animado al presidente a buscar resultados fuera de sus fronteras. Ahora Bill Clinton va a tener que llevar el caso de Bosnia a la escena de la política doméstica para ponseguir la aprobación del Congreso al envío de unos 25.000 soldados norteamericanos para mantener la paz que pueda lograrse en los Balcanes. Ayer mismo, el líder de la oposición y principal rival de Clinton a presidencia, Bob Dole, adivirtió que la Casa Blanca no ha contado con el Parlamento en su política hacia Bosnia y podría encontrarse ahora con luz roja para comprometer militarmente a Estados Unidos en esa región.

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