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Reportaje:

'La Gran Aventura'

Un rally de altura. Los 42 ultraligeros que el pasado fin de semana despegaron del aeródromo de Villanueva del Pardillo (2.417 habitantes) compiten entre las nubes por llegar con más premura a Londres. Una competición ligera organizada por varios aeroclubes de Inglaterra y España. El duelo aéreo repleto de riesgos y sustos, ha sido bautizado como La Gran Aventura, "pues se trata de una carrera de gran habilidad y aguante", justifica uno de los competidores.El trayecto a cubrir es de 1.500 kilómetros, entre la sierra madrileña y la capital británica. El objetivo de los corredores es aterrizar en Londres antes de hoy. En el recorrido, los tripulantes deben ingeniárselas para llegar a la meta lo más pronto posible a bordo de los ultraligeros (cualquier aparato aéreo que pese menos de 200 kilos). Estas naves cuyo precio oscila entre los dos y los cinco millones de pesetas, alcanzan una velocidad máxima de 100 kilómetros. Durante la navegación aérea no deben volar por encima de los 300 metros y disponen de una autonomía de seis horas de vuelo.

Según los participantes, "la clave está en saber utilizar los puntos para repostar y emplear el tiempo mínimo en estas paradas obligatorias". Todos los pilotos disponen de una guía de aeroclubes de España, Francia e Inglaterra. Con la reserva encendida deben buscar un punto para reponer combustible. Una vez en el suelo, la nave y el piloto descansan. Según Fernando García, propietario del aeroclub de Villanueva del Pardillo, "el piloto sufre un tremendo desgaste físico en el aire". "Reservar fuerzas y aguantar implica el triunfo, porque es agotador pilotar", explica este avezado tripulante.

Asimismo, cada piloto lleva una cámara fotográfica para registrar las imágenes de su viaje. "Esas fotos son la prueba de que ha pasado por varios puntos", indica Fernando García. Al final del recorrido debe mostrar las instantáneas como prueba. En la meta no sólo se premia a la nave que complete el recorrido en menos tiempo. También hay otro galardón para la que haga más kilómetros en menos tiempo.

A lo largo de la tarde del sábado y la mañana del domingo, las naves pendulares y las alas deltas con motor salieron zumbando de Villanueva del Pardillo. "Es una carrera para gozar del espacio", explicaba Alfredo, uno de los intrépidos tripulantes, mientras se enfundaba un aparatoso antifaz. La mitad de los participantes son de nacionalidad británica. El resto son franceses y españoles. El último en despegar fue Trevor Jones, un hombre minusválido que necesita una silla de ruedas para manejarse en el suelo. Subido en la nave se transforma: "En el aire todos somos iguales", dice.

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