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González hace oídos sordos a Pujol y se niega a poner fecha a las elecciones generales

El presidente del Gobierno, Felipe González, no dará satisfacción, al menos totalmente, a las demandas directas o implícitas que los nacionalistas de CiU le llevan formulando desde la pasada semana y que querrían ver plasmadas hoy, en el debate parlamentario sobre los objetivos de la presidencia comunitaria. El Gobierno se mantendrá firme en las líneas generales presupuestarlas que se ha marcado, debatirá y dejará "casi aprobado" el proyecto de ampliación de despenalización del aborto esta semana y no piensa anunciar cuándo tiene previsto convocar las próximas elecciones legislativas.

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Esta actitud de oídos sordos a los planteamientos de Jordi Pujol y de su socio Josep Antoni Duran incomoda sobremanera a CiU, pero a los socialistas no parece preocuparles en exceso. El presidente del grupo parlamentario, Joaquín Almunia, replicó ayer que si a los nacionalistas catalanes les gustaría saber la fecha de las próximas elecciones generales, a los socialistas catalanes también les vendría bien saber cuándo va a convocar Pujol las autonómicas.Felipe González se mantiene en sus trece. El Gobierno que preside estudiará el viernes la ampliación de la ley del aborto, seguirá empeñado en limitar el déficit presupuestario en 1996 al 4,4% del PIB y, por último, no dará indicaciones a corto plazo sobre cuál es su calendario electoral. El jefe del Ejecutivo hizo este triple anuncio ayer en el curso de una conferencia de prensa con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer.

"La semana actual se presentará [al Consejo de Ministros] la nueva regulación sobre la interrupción del embarazo", afirmó González. El Gobierno, prosiguió, no alterará su objetivo de un déficit presupuestario del 4,4% del Producto Interior Bruto (PIB) en 1996 para intentar así cumplir el Plan de Convergencia y estar en la última fase de la Unión Económica y Monetaria en 1999. Ésa es la meta a alcanzar y "luego se verá si es posible el acuerdo [con CiU] o si hay que sacarlos [los presupuestos] con minoría mayoritaria".

El debate de esta tarde en el pleno del Congreso estará dedicado exclusivamente a la reciente cumbre europea de Cannes y al semestre de la presidencia española y en él no se anunciará ningún calendario electoral, en contra de lo sugerido por CiU. "No creo que nadie pida un debate de otra naturaleza y, por consiguiente, no hay ninguna novedad", argumentó González.

El Gobierno y los dirigentes del PSOE han optado por la política de hechos consumados y no por las declaraciones airadas en respuesta a las manifestaciones del fin de semana de importantes personajes de CIU. Así, el presidente del grupo socialista, Joaquín Almunia, y el responsable de Administración y Finanzas, Francisco Fernández Marugán, confiaron en que todavía queda mucho tiempo para hablar de presupuestos. Fernández Marugán espera que la colaboración de CiU continúe al sentirse muy satisfecho "de la aportación a la gobernabilidad de España del nacionalismo burgués".

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Joaquín Almunia, por su parte, utilizó un tono conciliador, aunque no dejó de decir lo que pretendía. "No es extraño que una fuerza nacionalista con un proceso electoral en ciernes esté preocupada por el impacto que unos presupuestos restrictivos tengan en los ingresos de la Generalitat".

Almunia, en la misma línea del presidente del Gobierno sobre la voluntad de mantener las líneas generales del presupuesto diseñadas por el titular de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, hizo esta aproximación a lo que serán las Cuentas del Estado del próximo año: los recortes afectarán a todas las partidas menos al poder adquisitivo de las pensiones, la sanidad y el salario de los funcionarios.

Por tanto, no consideró ajustadas las declaraciones del dirigente nacionalista Miquel Roca en el sentido de que los recortes gubernamentales van a afectar sobre todo a las clases sociales más desfavorecidas.

En Cataluña, el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, no se anduvo con tantas contemplaciones como sus correligionario s y pidió a Jordi Pujol que hable claro. Maragall advirtió a CiU que "una ruptura con el PSOE sería histórica y abriría la puerta a la derecha, que además es anticatalana".

En cuanto a la reciente remodelación del Gobierno, poco da ya que hablar. El presidente' aprovechó ayer su comparecencia para para explicar el nuevo reparto de labores. La supresión de la vicepresidencia, reconoció, le obligará a desarrollar "una comunicación más estrecha y fluida" con los miembros de su gabinete, aunque su relación será más directa, precisó, con Exteriores, Justicia e Interior y Defensa. El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, presidirá la Comisión de Subsecretarios; el titular de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, hará otro tanto con la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, y el ex presidente valenciano, Joan Lerma, ministro para las Administraciones Públicas desde ayer, encabezará la Comisión Delegada de Asuntos Autonómicos, según informó ayer González.

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