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El 'comando' checheno atrincherado en Budiónnovsk asegura que tiene 5.000 rehenes

Shamil Basáiev, el comandante checheno que se hizo famoso en la guerra de Abjazia contra Georgia, mantiene, según sus afirmaciones, 5.000 personas como rehenes en el hospital de la ciudad de Budiónnovsk, en la provincia rusa de Stávropol, donde los independistas norcaucásicos han llevado la guerra de guerrillas a una nueva etapa de su lucha contra el Kremlin. "La verdad es que queríamos llegar a Moscú para combatir un poco y ver cómo las autoridades rusas bombardeaban su capital", dijo irónico Basáiev en una conferencia de prensa celebrada ayer en el hospital donde desde el miércoles está atrincherado con un número indeterminado de guerrilleros. Otras fuentes sitúan entre 300 y 3.000 el número de rehenes.

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"Como la operación fracasó, debido a la codicia de la policía, no hemos reunido el dinero suficiente para que nos dejaran pasar de Budiónnovsk", afirmó el comandante rebelde checheno en la conferencia de prensa celebrada en el hospital de esta ciudad, situada a 120 kilómetros al noroeste de la frontera con la república secesionista de Chechenia.El líder de los asaltantes dijo que su grupo ha ejecutado a cinco oficiales rusos -cuatro miembros del Ministerio del Interior y un piloto- para forzar a las autoridades moscovitas a permitir el desarrollo de una conferencia de prensa con la que pudieran expresar sus reivindicaciones. Basáiev reafirmó en sus declaraciones la exigencia de que el Krem1in ponga fin a las hostilidades que desde hace seis meses se registran en Chechenia, así como una retirada completa de sus tropas.

Basáiev explicó que manda un batallón especial de "expl ración y sabotaje" y que "el fin principal de este operación es el immediato cese de la guerra en Chechenia, la retirada de las tropas rusas y la solución de todos los problemas en la mesa de negociaciones". "No somos bandidos. Nos han obligado a tomar las armas para defender nuestra tierra, a nuestras mujeres y a nuestros hijos", clamó Basáiev.

El ministro de Seguridad ruso, Serguéi Stepáshin, sin embargo, tiene una opinión diametralmente opuesta. "Basáiev es un bandido al 100%, para el que no vale nada la vida hurnana", declaró Stepáshin a este enviado especial. El ministro señaló que le preocupa sobremanera el deterioro de las relaciones interétnicas en la provincia de Stávropol, que en los últimos años ha absorbido a miles de emigrantes de las repúblicas transcaucásicas de la antigua URSS y de las zonas rusas tradicionalmente musulmanas del norte del Cáucaso.

El número de muertos ayer había ascendido a 70, entre, los que se contaban seis rehenes fusilados a las seis de la tarde, según el vicejefe del hospital de Budiónnovsk Piotr Kostitichenko, al que los chechenos utilizan como mediador. Las negociaciones entre los asaltantes y los representantes rusos proseguían esta madrugada. Los asaltantes amenazaron ayer con matar a 10 personas por cada una de sus bajas mortales y con dar muerte también a cinco personas por cada herido propio.

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El ministro de Seguridad no cree que en el hospital haya5.000 personas, como asegura Basáiev, pero "indudablemente retienen a más de 100V. Según Stepáshin, el presidente Borís Yeltsin le ha da do instrucciones de "salvar a los rehenes y actuar lo más profesionalmente posible". Para esto último cuentan con el famoso grupo antiterrorista Alfa, el mismo que participó en el asalto de la Casa Blanca, la sede del Soviet Supremo ruso en 1993, después de que éste fuera bombardeado.

Stepáshin afirmó que hoy llegarán a Budiónnovsk, desde la aldea montañosa de Vedenó y desde otras localidades de Chechenia, familiares de los guerrilleros atrincherados en el hospital para tratar de convencerles de que liberen a los rehenes.

Los accesos a la ciudad están bloquedos por militares, unidades de élite, policías, agentes de seguridad y voluntarios, armados con Kalás1inikov. En los casi 200 kilómetros que este enviado recorrió desde Mineralnii Vodi hasta Budiónnovsk tuvo que pasar 13 puestos de control. En algunos de ellos la carretera estaba bloqueda por camiones, en otros con carros de combate y blindados.

La ciudad de Budiónnovsk parecía desierta y la gente estaba atemorizada por lo que ocurría. Esporádicamente se podían oír tiroteos, lo que, según los soldados, significaba que no todos los chechenos están en el hospital, sino que hay pequenos grupos que todavía merodean por los alrededores de la ciudad.

El presidente Yeltsin, antes de partir hacia Halifax (Canada) para la reunión del G-7, acusó a los combatientes del presidente de la república secesionista, general Dzhojar Dudáiev, de haber realizado una acto de bandidaje sin precedentes por su crueldad y cinismo. "La tragedia de Budiónnovsk pondrá fin a las discusiones sobre el carácter del ex régimen de Dudáiev", señaló Yeltsin, según el cual la consigna de "guerra de liberación nacional" es sólo una "cobertura" para los criminales armados. Dudáiev ha manifestado que ninguna de las formaciones que le son leales ha recibido órdenes de organizar un acto terrorista en suelo ruso.

Los sucesos de la ciudad de Budiónnovsk, provocaron un incremento de la tensión que puso a Moscú en estado de alerta. Se apostaron carros de combate en todas las entradas de la capital y patrullas policiales bien armadas y con chalecos antibalas vigilaban las calles, así como todos los edificios públicos de la ciudad.

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