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El atentado de Oklahoma origina una polémica sobre la radio de agitación

Uno de los condenados por el 'caso Watergate' es ahora conductor de tertulias

Las ondas expansivas del atentado de Oklahoma han revolucionado el mundo de los talk shows radiofónicos en Estados Unidos, una especie de tertulias en las que un comentarista discute los temas de actualidad con invitados y oyentes. Este formato es el más popular de la radio norteamericana. Su influencia es notable en la creación de opiniones entre los ciudadanos medios, En algunos de estos programas se llega a justificar el uso de la violencia.

Desde la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca, algunos programas han aumentado su agresividad: insultan al presidente y a su mujer, y desacreditan todas las iniciativas que tengan que ver con impuestos control de armas o lo que consideran que atenta contra la libertad individual.El propio Bill Clinton pasó al contraataque tras el acto religioso por las víctimas de OkLahoma. El presidente dijo que las ondas radiofónicas se utilizan a menudo "para mantener en estado de paranoia a la mayor cantidad posible de gente y enfrentar al resto. Es hora ya de que los que creemos que la libertad de expresión va emparejada con la responsabilidad denunciemos la imprudencia de este comportamiento y de este discurso".

Rush Limbaugh, conocido e influyente comentarista ultraconservador, con una audiencia estimada de 20 millones de oyentes diarios, se sintió directamente aludido, aunque Clinton no dio nombres. En uno de sus programas -660 emisoras conectan con su tertulia- acusÓ a los "liberales" -uno de los términos que emplea como insulto- de fomentar "una campaña nacional de histeria contra el movimiento conservador" y de sacar partido del atentado de Oklahoma: "Que nadie se equivoque: van a utilizar esta tragedia para su provecho político".

G. Gordon Liddy es otro líder de la radio de agitación. Se trata de la misma persona que fue condenada a 20 años de cárcel por su relación con el caso Watergate -organizó la entrada ilegal en las oficinas de la dirección del Partido Demócrata-, pena de la que cumplió sólo una parte al ser indultado por el presidente Jimmy Carter.

Este hombre se rasga ahora las vestiduras desde su estudio de Fairfax (Virginia): "Mis oyentes saben que yo no he dicho nada de volar edificios en los que hay oficinas del ATF [policía encargada, entre otras cosas, de las armas de fuego]. Lo que he dicho es que si vienen a por ti disparando, como en Waco, hay que pedir ayuda a la milicia y dispararles a la cabeza en defensa propia". Este hombre sugiere en ocasiones a sus oyentes que hagan prácticas de tiro sobre las siluetas de Bill e Hillary Clinton. Tras la polémica, Liddy ha precisado ante los micrófonos: "Retiro lo que dije sobre disparar a los agentes en la cabeza. Hay que apuntar al pecho y a la entrepierna".1.600 programas de debate

La mitad de los 3.200 programas de radio de este tipo que hay en Estados Unidos están dedicados a debates políticos. De ellos, no todos caen en la retórica incendiaria y extremista, pero sí los más conocidos y escuchados.

La mayoría de los oyentes que intervienen disfruta con el caldeado ambiente que se crea y aportan sus propios rumores, que salen a las ondas sin que nadie se preocupe de contrastar su veracidad. En opinión del "héroe americano" Oliver North, que dirige uno de estos programas, la influencia que se ejerce es positiva: "La radio anima a la gente a hablar, y mientras hablan no están por ahí fabricando bombas o disparando contra alguien".

A pesar de las protestas de estos comunicadores, que creen en peligro la libertad de expresión, The New York Times les ha criticado. El columnista William Rapsberry, de The Washington Post, ha escrito: "Los que dirigen estos programas deben entender que sus palabras, no importa lo inocentes, o lo retóricas o satíricas que sean, tienen de hecho el poder de llevar a algunas personas hasta el filo de la violencia". Otro columnista, Carl Rowan, ha dicho en televisión: "Estoy absolutamente convencido de que la áspera retórica de los Gingrich y Doll [líderes republicanos de las dos cámaras] crea un clima de violencia".

Incluso oyentes moderados se han atrevido a llamar a los talk shows: "Ustedes tienen una responsabilidad moral", trataba de decir uno de ellos el lunes a través de los gritos del conductor del programa, que decía: "¿Tenemos o no tenemos primera enmienda? ¡Contésteme!, ¿es que ya no existe la primera enmienda que protege la libertad de expresión?". "Sí, naturalmente", dijo el oyente. "¡Pues entonces!", concluyó el director del programa mientras cortaba la llamada.

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