_
_
_
_
Entrevista:

"En el PSOE ha habido miedo al desarrollo del Estado autonómico"

Luis R. Aizpeolea

Jerónimo Saavedra, 58 años, es ministro para las Administraciones Públicas y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Antes fue presidente de Canarias en dos etapas: 1983 a 1987 y 1991 a 1993. Su vocación autonomista le lleva a congratularse de que el Gobierno haya apostado por el desarrollo del Estado de las autonomías, tras una etapa de bloqueo, pero niega que el impulso autonómico obedezca a la necesidad de pactos con los nacionalistas. Lo atribuye a una maduración interna del PSOE.

Pregunta. Hemos asistido a un enfrentamiento entre presidentes autonómicos socialistas. ¿Es consecuencia de la debilidad del Gobierno?

Respuesta. El conflicto del agua tiene antecedentes históricos y se produce independientemente de quién gobierne. Que se produzca ahora entre dirigentes del mismo partido pone de relieve que ante la escasez de un bien es difícil hermanar la necesidad y la solidaridad. Comparto la decisión del Gobierno, que es quien dispone de datos para arbitrar, pero yo no recriminaré al presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, porque un presidente, aunque esté equivocado, debe defender los intereses de su comunidad.

P. Hay un rebrote de anticatalanismo en un momento de debilidad del Gobierno, que necesita pactar para tener una mayoría suficiente.

R. El anticatalanismo responde a la necesidad de la oposición de erosión del Gobierno. Si el Ejecutivo tuviera, mayoría, la oposición no utilizaría esos recursos frente a la fuerza política que mejor colabora a la gobernabilidad del Estado. Pero es un arma que no se debe usar porque es exacerbar fenómenos culturales, desconocer la historia de nuestro país.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. Esa arma la utilizó su partido cuando tenía mayoría absoluta. Alfonso Guerra, en una campaña electoral, acusó a los catalanes de esquilmar a Andalucía.

R. En el PSOE siempre ha habido más autonomistas y menos autonomistas. En los años ochenta he oído decir en mi partido que más grave que el problema del terrorismo era el de la territorialidad. Hubo un tiempo en que predominaban los criterios centralistas sobre los descentralizadores y se puso de relieve en el bloqueo del desarrollo estatutario. El cambio se inicia en 1990, en el 32º Congreso. Las ponencias autonómicas que tradicionalmente presentaban los socialistas catalanes y vascos y quedaban en documentos testimoniales, empezaron a tener peso y una audiencia y respeto mayor. Yo soy consciente de haber vivido la dificultad como presidente de comunidad frente a determinados ministros que entendían rígidamente los conceptos.

P. ¿El cambio autonomista del PSOE no tiene más que ver con la coyuntura, la necesidad de pacto con los nacionalistas?

R. No, viene de atrás, del congreso de 1990. Es un avance en la cultura política. En los primeros años de Gobierno socialista se insistió más en la política de transformación de la realidad económica social y los temas autonómicos se consideraban una especie de obstáculo para la política social.

P. ¿A qué obedeció el bloqueo autonómico?

R. Existían miedos en el partido, coherentes con el pasado histórico, hacia el desarrollo del Estado de las autonomías, y se han ido superando con la experiencia de los presidentes autonómicos. Hace 15 años no había identidad regionalista. Sólo había conciencia en las comunidades históricas.

P. A socialistas importantes, como Guerra o Francisco Vázquez, les preocupa que España se debilite. . ¿Comparte ese temor?

R. En absoluto. Eso forma parte del patrimonio cultural e histórico de ciertas familias socialistas. Yo no tengo la menor duda ni temor.

P. ¿El Estado de las autonomías es muy caro?

R. Sin duda. Es un precio que hay que pagar por un Estado de bienestar social en el que la calidad de los servicios sociales también se disfruta con mejoras de gestión en la educación, con la extensión de servicios sociales.

P. ¿Pero no cree que se ha abusado de la burocracia?

R. Sí, y del clientelismo político, de una cierta contratación que se salta las disposiciones legales. Ese tipo de prácticas contribuyen a crear una masa inestable, insegura, de miles de trabajadores temporales al servicio de las administraciones autonómicas que contribuyen al incremento del gasto.

P. ¿Qué va a pasar al final con los gobernadores civiles?

R. Junto al delegado del Gobierno en cada autonomía, potenciado, habrá un representante del Gobierno en la provincia. El nombre es lo de menos.

P. ¿Adónde va el modelo del Estado de las autonomías?

R. Cuando se cumplan los plazos marcados por el desarrollo de los estatutos nos encontraremos con 17 comunidades con unas competencias bastante igualadas que cada una desarrollará de acuerdo con su personalidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_