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Limpieza social en Marraquech

Victoria Carvajal

La plaza de Jemaa el Fna está, por primera vez en la historia de la ciudad de Marraquech, prácticamente vacía. Los domadores de monos, encantadores de serpientes, oradores, vendedores de pócimas mágicas, aguadores y, sobre todo, el variopinto público que les rodea siempre -vagabundos y carteristas incluidos-, han casi desaparecido de la plaza y sus alrededores. En su lugar, hay puestos de venta de teléfonos celulares para los cerca de 2.500 delegados y 700 periodistas que esta semana han invadido la ciudad con motivo de la conferencia ministerial del GATT.En los dos últimos meses, la policía ha limpiado Marraquech de indeseables. Esta purga se ha cobrado, según los datos de la prensa local, 600 prostitutas, 1.855 borrachos, 1.744 vagabundos, 445 carteristas y 2.297 merodeadores y guías falsos. Todos ellos han sido expulsados de la ciudad por deseo expreso del Gobierno del rey Hassan II para que no entorpezcan las sesiones del GATT.

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Los marraquich (los habitantes de la ciudad) se han visto también obligados a guardar sus destartalados automóviles fuera de la vista de los visitantes. Por las avenidas sólo circulan coches oficiales, autobuses de las delegaciones y taxis.

Los paseantes se ven, además, intimidados por un impresionante despliegue policial que vigila cada esquina de la calle.

El Gobierno marroquí no ha reparado en gastos para dejar impecable la espectacular ciudad de Marraquech. Dos millones de dólares (unos 1.600 millones de pesetas) han servido para que un ejército de pintores haya trabajado día y noche en las últimas semanas para dar una mano del tradicional color rosado en todas las fachadas. Se han pavimentado las calles, plantado árboles, reparado las farolas y, por supuesto, colgado una foto del rey en todas las salas de reunión. Hasta los envases del jabón en los hoteles que hospedan a los participantes han sido diseñados especialmente para la ocasión.

Con la celebración de esta reunión en Marraquech, Marruecos ha sido premiado por la comunidad internacional por ser uno de los pocos países en vías de desarrollo que cumple con la disciplina impuesta por el Fondo Monetario Internacional -el año pasado cerró con una inflación del 4,1%-, además de tener una de las economías más abiertas al comercio, precisamente la asignatura que se trata de aprobar ahora.

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