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Rabin dice que seña un milagro cumplir el calendario para la retirada de Gaza y Jericó

El primer ministro israelí, Isaac Rabin, lo ha dicho más de una vez. El calendario para la autonomía palestina no contiene "fechas sagradas". Ayer, Rabin se lo recordó a los palestinos cuando dijo que completar un acuerdo para la retirada militar de Jericó y el repliegue de Gaza antes del 13 de abril sería "un milagro". Previamente Rabin y Yasir Arafat, el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), deben firmar un acuerdo, posiblemente en El Cairo, donde negociadores de ambos lados parecían ayer haber tropezado con inesperados obstáculos. Eso sí, tanto palestinos e israelíes hablan de la llegada de Arafat en el plazo de un mes.Ambas partes no han conseguido ponerse de acuerdo en torno a una serie de detalles técnicos para el desplazamiento de la fuerza policial palestina en Gaza y Jericó. Palestinos e israelíes trataban anoche de eliminar la posibilidad de un nuevo atraso en la puesta en marcha del plan de autonomía palestina. Fuentes de la OLP próximas a la negociación aseguraban que se ha pactado que la nueva fuerza policial estará integrada por 9.000 hombres, pero persisten diferencias en cuanto a la modalidad de su llegada a Gaza y Jericó.

La OLP quiere que los policías entren en los territorios de flamante pero limitada autonomía completamente equipados, armados y uniformados. Los israelíes quieren impedir que el acontecimiento se transforme en un evento propagandístico e insiste que los policías entren vestidos de civil y de la forma menos aparatosa posible.

Pero ese era sólo uno de los puntos que quedaban anoche por resolver en El Cairo, donde los negociadores palestinos ya han comenzado a mostrar impaciencia a pesar de la celeridad con la que avanza el desmantelamiento de bases militares y policiales israelíes en Gaza y Jericó.

Comisarías y bases

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Los preparativos marchaban ayer a todo vapor en Gaza y Jericó. Los israelíes desmantelaron la principal estación de policía de Gaza y otras bases, dejando sólo los efectivos indispensables. Ayer, al abandonar una de las bases en el centro de la ciudad, los soldados se fotografiaban y sonreían con alivio ante la inminencia de su repliegue en torno al conglomerado de colonias judías de Gush Katif, en la playa del Mediterráneo. Grupos de palestinos observaban sus movimientos con incredulidad. La ocupación de Gaza está a punto de terminar. En Jericó el panorama era similar, aunque en un ambiente de mayor tensión.

Pero también hubo señales de distensión. El retorno de 46 palestinos deportados en la última década dió motivo de celebraciones. El primer grupo, de 26 exiliados, regresó a Cisjordania a través del puente Allenby, en la frontera con Jordania. El resto debía llegar a Gaza cruzando la frontera con Egipto, según el acuerdo de seguridad logrado en El Cairo tras la matanza de palestinos en la mezquita de Hebrón el mes pasado.

En Túnez, antes de embarcarse hacia Ammán para una serie de consultas con el rey Hussein, Arafat declaró ante una delegación de deportados que, si todo sale bien, podría regresar a Jericó a comienzos del próximo mes.

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