_
_
_
_

Las bocinas de los coches atascados acompañaron la bendición de San Antón

Los dueños de los animales mantuvieron la tradición rodeados de vehículos

Decenas de madrileños de cuatro patas o dos alas se concentraron ayer en la calle de Hortaleza. Era el día en que los animales reciben la bendición; el único del año en que van a misa. Se celebraba San Antón, que es su patrón, y una vez más colapsaron la calle en la que reside su santo en Madrid. No se cortó el tráfico a la altura de la iglesia durante toda la mañana, y las bendiciones estuvieron acompañadas de un clamor de bocinas. La Policía Municipal tenía previsto tomar esta medida en caso necesario, pero hubo que esperar a las cinco de la tarde para que dejaran de circular coches.

Más información
Gorrinos de gala
La rifa porcina

La mayoría de los animales eran perros, pero también hubo tortugas, conejos, peces, pajaritos y algún gallo. Por la tarde, en las tradicionales vueltas. de San Antón, hubo más variedad de animales. Además de cerdos y otros animales domésticos, estaban algunos inquilinos del zoo: un guepardo, dos papagayos, dos ponis y una enorme serpiente pitón. Fue la primera vez que semejantes fieras se acercaban al santo.Es costumbre vestir de gala a los animales para esta ocasión. Como Antonia, una perra bastante grande, que llegó vestida de castiza desde la cabeza hasta la , punta del rabo y con un cartel que decía: "Viva San Antón". Los había adornados con lazos, con cascabeles, toquillas, flores y pañuelos.Durante toda la mañana decenas de animales con sus amos se arremolinaban en torno a la iglesia de San Antón mientras los coches seguían pasando. Unos esperaban para recibir la bendición, otros para entrar en misa y otros hacían una cola de media hora para conseguir panecillos del, santo. Muchos vienen año tras año como Ángel Palomo, que acudía con su caniche de 16 años y se confesaba un devoto de San Antón y un gran amante de los animales. "Pero el 90% de los que hay aquí no saben cuántos dientes tiene un chivo", decía.

Otra de las que no falla nunca es Ester Rodríguez, una mujer de 55 años que vive en el barrio desde que nació. Ayer acudió vestida de pichi con su pequinés de 12 años y se marcó un chotis en la puerta de la iglesia. "Yo he visto aquí a los elefantes del circo Price. Y a chimpancés vestidos de chulapos. Esto no es lo que era", dice con nostalgia. Asegura que el año que no pudo traer a su perro para que lo bendijeran lo mordió un doberman y casi lo mata. "Así que lo traigo siempre y además me bendicen a mi de paso", decía muy convencida.

El mono enano

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Mientras en el interior de la iglesia el padre Villar celebraba una misa con la asistencia de decenas de animales, el padre Ambrosio estaba asomado a la calle desde un balconcito bajo y bendecía, uno por uno, a todos los animales que le llevaban. Contaba que el animal más raro que ha bendecido fue a un mono casi enano.

Ayer había dos mujeres, tía y sobrina, que acudían con un perro y una perdiz que se encontraron en la calle. Las dos acuden todos los años con algún animal . Este año estuvieron poco dentro de la iglesia porque "había un perro muy grande". Uno de los animales del zoo que, ayer visitaron a su patrón fue Tail, un guepardo que acaba de curarse de una enfermedad que le había dejado paralítico desde mayo. Grupos de ecologistas aprovecharon la celebración de San Antón para protestar por la construcción de la plaza de toros de Vista Alegre y el Centro de Protección de Animales de Cantoblanco, informa Efe.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_