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Los alumnos ajenos a la Universidad de Barcelona deberán pagar 20.000 pesetas por usar su biblioteca

La Universidad de Barcelona (UB) pretende poner puertas a la lectura y al estudio en su biblioteca. Esta universidad cobrará 20.000 pesetas anuales a los alumnos que no estén matriculados en alguna de sus facultades si quieren utilizar las bibiliotecas. La decisión ha motivado las quejas de los estudiantes y del profesorado que ayer colapsaron las centralitas de algunas facultades como la de Geografía e Historia, una de las que tiene previsto implantar este nuevo sistema de barreras en la entrada de la biblioteca en las próximas semanas.

El estupor era ayer la reacción más generalizada entre la población universitaria. "Es como matar moscas a cañonazos", decía un alumno de Historia, quien reconocía las incomodidades que supone estudiar en una biblioteca de 300 puntos de lectura completamente saturado. Sin embargo, las frecuentes quejas de los usuarios apuntaban más a la necesidad de ampliar las instalaciones que a limitar el acceso.

Las barreras, que han empezado a instalarse en la entrada principal de las bibliotecas, son similares a las que funcionan en las estaciones de metro y quedan desbloqueadas al introducir la correspondiente acreditación. La directora de las bibliotecas, Dolors Lamarca, manifestó: "Me parece una medida muy normal para restringir el acceso a las bibliotecas teniendo en cuenta que no hay suficiente espacio para ofrecer un buen servicio a los alumnos matriculados que han pagado para ello". Según Lamarca, existen deficiencias en el servicio debido a la masificación.

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