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Quince punkis apuñalan a un joven

La violencia de las bandas urbanas sigue castigando en Madrid. Al tiempo que se manifestaban los compañeros del estudiante atacado por varios cabezas rapadas en la glorieta de Bilbao, ayer se conocía una agresión más, esta vez perpetrada por punkis, contra un hombre de 24 años, Javier C. S. Ocurrió la noche del sábado al domingo en la estación de metro de Puerta del Sol. Quince punkis la emprendieron contra Javier, que finalmente recibió una puñalada en un muslo, por llevar una insignia de la División Azul en la solapa que no gustó a los agresores.La noche anterior, un grupo de rapados había asestado una cuchillada en el pulmón a Pablo R., de 15 años, que evoluciona favorablemente en el hospital Clínico. Ayer, sus compañeros del instituto Ramiro de Maeztu se manifestaron en protesta por lo ocurrido.

La policía se confiesa "preocupada, pero no alarmada", por el fenómeno. A las dos agresiones registradas en Madrid este fin de semana pueden sumarse al menos otras dos en los 10 últimos días: a dos jóvenes en la calle de Fernando el Católico, en el distrito de Moncloa, el martes pasado, y a un supuesto toxicómano en San Sebatian de los Reyes. Estos últimos agresores ya han sido detenidos por la policía. Uno de ellos es menor de edad. Carecen de antecentes y aseguran que actuaron por venganza.

PASA A LA PÁGINA 5

2.000 compañeros de un estudiante agredido por 'rapados' protestan contra las bandas urbanas

VIENE DE LA PÁGINA 1Javier C. S. viajaba en el metro en la madrugada del domingo, con una insignia de la División Azul en la solapa, según la versión policial. Desde el vagón contiguo, un grupo de 15 punkis le observó. Los de la cresta cambiaron de coche para ir al suyo. El hombre se bajó entonces precipitadamente. Era la estación de Sol. Javier echó a correr por el pasillo, seguido por los punkis. No tuvo suerte: se le cayó la cartera en la huida. Al dar marcha atrás para recogerla, sus perseguidores le alcanzaron.

Una puñalada en el muslo izquierdo y una contusión en la nariz fue el saludo que le dejaron los agresores a la 1.20. Javier logró salir de la estación de metro y pedir ayuda. Fue atendido en el Hospital Clínico. Su estado no era grave, por lo que recibió pronto el alta. Ayer por la tarde ya estaba en su casa, donde rehusó efectuar a este periódico ninguna declaración sobre lo ocurrido.

Javier tuvo mejor suerte que Pablo R., de 15 años, quien sigue en el Clínico recuperándose de la puñalada que le asestó un rapado el viernes, a las nueve de la noche, en la zona de Bilbao.

Los 2.000 estudiantes del instituto Ramiro de Maeztu han hecho puente a su pesar. La noticia del apuñalamiento de su compañero de segundo de BUP les amargó el fin de semana y les llevó ayer a una huelga en protesta por la violencia de los cabezas rapadas. Los amigos de Pablo se han pasado el fin de semana llorando. "Estaban inconsolables", comentó, llena de preocupación, Beatriz, madre de dos chicos que iban con Pablo.

La jornada de protesta comenzó a las once de la mañana en el patio del instituto, situado en la madrileña calle de Serrano. Fue una sentada general con pancartas contra La violencia fascista. Se leyó una carta llena de cariños hacia Pablo. Después, el jefe de estudios, José María Egido, mandó entrar en clase a todo el mundo. Ni caso. Cerca de 2.000 jóvenes se dirigieron hacia la puerta y comenzaron a caminar hacia la boca de metro de República Argentina. Allí inundaron los andenes y los vagones de la línea gris hasta la salida de Metropolitano, coreando el nombre de su compañero. Todo acompañado de palmas, como hacen con sus ídolos del equipo de baloncesto del Estudiantes. Una auténtica manifestación subterránea.

Al salir llegaron hasta el Hospital Clínico, donde un representante consiguió ver a Pablo, transmitirle el mensaje de solidaridad y conocer su estado.

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