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El agua convirtió el escenario de Jarre en una ciudad fantasma

El aguacero caído durante todo el día de ayer obligó a suspender el macroconcierto de Jean Michel Jarre en el Hipódromo de La Zarzuela. Esta iba a ser la primera vez que actuaba en Madrid el artista francés, uno de los músicos más megalómanos del mundo y también uno de los mayores vendedores de discos. La suspensión supondrá pérdidas millonarias. En el montaje han trabajado centenares de personas y más de 50 empresas de distintos sectores. Ningún portavoz de la organización se atreve a dar una cifra aproximada; tampoco declaran el número de entradas vendidas.La lluvia convirtió el hipódromo en un barrizal. Desde primera hora de la, tarde de ayer, cuando se decidió oficialmente suspender el concierto, más de 350 personas trabajaban afanosamente para desmontar aquel colosal tinglado. La poderosa maquinaria de metales y tecnología punta semejaba de lejos una ciudad fantasma; de cerca, un yacimiento petrolífero encharcado con operarios provistos de impermeables hormigueando nerviosos de un sitio para otro y recibiendo órdenes por todas partes.

En esa Babel que pulula por las infraestructuras del espectáculo hay cerca de 400 personas de 12 nacionalidades. La mayor parte acompañan a Jarre por su gira europea que comenzó en Mont Saint-Michel el 28 de julio y que terminará en Tours el 16 de octubre. El coste aproximado de toda la gira es de 25 millones de dólares.

Tres coros sin cantar

La organización y promoción, por parte española, ha corrido a cargo de una entidad cordobesa, la Fundación Helios. Un equipo de diez personas de la fundación comenzó el pasado 10 de junio a organizar todo. La mayoría de ellos son estudiantes de derecho, filología, criminología, bellas artes y periodismo. Entre otros muchos cometidos, ellos han tenido que seleccionar en todos los conciertos un coro local de 100 personas para acompañar al artista francés. En Madrid les fue muy difícil reunir todas esas voces; al fin, lo lograron juntando a tres corales, la San Jorge, la de Móstoles y la Verda Stelo (que en esperanto quiere decir estrella verde).

Javier de Lucas, jefe de producción, no tiene tiempo para lamentaciones: "Durante estos días hemos vivido entre el estrés y la euforia. Ha sido esencial la colaboración de la dirección del Hipódromo. Todo esto tiene que estar desmontado absolutamente el próximo martes, porque hay carrera. ¿Melancolía? No exactamente; ya está uno curtido. Nunca llueve a gusto de todos".

El agua no tuvo conmiseración con 1.800.000 vatios de potencia, un escenario de 150 por 70 metros, 40 rayos láser con alcance de cinco kilómetros de altura y 12 pantallas gigantes, alguna de ellas de 30 metros de alto.

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