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El contraataque ucranio fulmina al Barca

El Dinamo de Kiev marcó dos goles jugando con un hombre menos

ENVIADO ESPECIAL El estadio de la República de Kiev fue el escenario de la única victoria en campo contrario durante la marcha azulgrana hacia la Copa de Europa de 1992. Pero el Barcelona, en el inicio de su tercera campaña consecutiva, no reiteró sus pasadas glorias continentales en un estadio donde jamás había perdido. Reiteró, en cambio, los defectos demostrados en Albacete. No supo plasmar su clara superioridad en goles contra un rival condenado a jugar durante más dé una hora en inferioridad numérica.

Regaló un gol al Dinamo durante una primera fase cuando jugó mal. Y regaló dos más mientras jugaba suficientemente bien como para contemplar una victoria y un plácido partido de vuelta en el Camp Nou. Ni una cosa ni la otra. Bastaron pocas jugadas y los reflejos del delantero ucranio Leonenko para meterle tres goles al Barcelona de Cruyff y complicarle la eliminatoria.

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Cruyff optó por un curioso esquema híbrido. Nadal empezó en el puesto de libero con Koeman delante de él, con Guardiola delante de él, con óscar delante de él actuando en el puesto de Bakero y Stoichkov en punta. La táctica causó estragos en el juego del campeón español.

Tanta línea recta no permitía los triángulos que son la base de la estructura azulgrana. Koeman, intentando distribuir juego, tardó tan sólo 11 minutos en gesticular airadamente porque no veía a nadie en unas bandas pobladas únicamente por Iván en la derecha y Amor en la izquierda, ambos muy apartados de las rayas. La posición adelantada de Ferrer por la derecha le exponía a graves problemas cuando Rebrov y Shkapenko aparecían simultáneamente por su zona.

Parecía que las reformas impuestas por el técnico iban a derribar el edificio azulgrana. El desconcierto fue tan acusado que el Dinamo no necesitó una jugada genial para marcar en el minuto seis. Tuvo que ser Laudrup el que diera la cara por los viejos valores del Barcelona campeón. Tras casi media hora de frustración, pisó cal por primera vez, dribló a dos defensas por la izquierda y su centro produjo un tiro de Iván y una mano de Mizin que derivó en penalti y expulsión.

Las fundadas sospechas de una cómoda victoria se complicaron cuando el Dinamo, en el minuto 44 -evocando memorias del fracaso frente al CSKA de Moscú-, acabó un aislado contragolpe con una pared en el área y el árbitro inglés decretó penalti de Amor.

El segundo gol de Leonenko, tercero de la noche, fue fruto de su oportunismo y de otro atasco en la defensa azulgrana. Guardiola despejó como pudo el primer cabezazo libre otorgado a los ucranios en un saque de esquina, pero nada pudo oponer al segundo cuando el rebote llegó a la cabeza del también desmarcado Leonenko.

Mientras tanto, seguía el rosario de ocasiones para los hombres de Cruyff. Pero los tiros, si no eran mal dirigidos, fueron parados por Koutepov, y los azulgrana acabaron sufriendo sus frustraciones.

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