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La prensa brasileña acusa a la policía militar del asesinato de siete niños

Los periódicos más importantes de Brasil apuntaban ayer a la policía militar como autora de la matanza de siete niños abandonados en la calle, perpetrada el viernes en Río de Janeiro."Oficiales de la policía, sospechosos del asesinato de los niños en Candelaria", titulaba el diario 0 Globo. El Jornal do Brazil aseguraba que la policía está involucrada con el crimen organizado en los siguientes términos: "Desde asesinatos por encargo a secuestros, desde tráfico de drogas al robo de vehículos. Pero, cuando las víctimas son niños, la situación ha llegado al límite".

Una tosca cruz de madera cubierta de un crespón negro en frente de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en pleno centro financiero de Río de Janeiro, era ayer el único testimonio que quedaba de la matanza de siete niños, cometida allí por un grupo de pistoleros de los escuadrones de la muerte.

Grupo de exterminio

Augustino Veit, asesor legal del. Movimiento Nacional de Niños y Niñas de la Calle, declaró. "Creemos que fue una deliberada ejecución llevada a cabo por un grupo de exterminio con la posible participación de la policía mifitar".Un portavoz de este cuerpo armado manifestó que el jueves pasado los niños abandonados en la iglesia de la Candelaria lanzaron piedras contra vehículos policiales tras la detención de un individuo que vendía cola para inhalar. Varios de los niños declararon que los agentes amenazaron con regresar más tarde al lugar. La matanza se produjo aquella noche.

Las víctimas formaban parte de un grupo de 43 chicos de la calle que dormían en el portal de la iglesia cuando cinco desconocidos les atacaron a balazos. Cinco niños murieron sin poder incorporarse tan siquiera, los otros dos fueron rematados tras una huída de un kilómetro. Los supervivientes identificaron ayer como soldado de la policía militarizada a uno de los asesinos, pero no reconoceron a ninguno de los tres policías detenidos.

La noche del viernes las calles del centro quedaron desiertas, sin niños ni mendigos. Por la tarde, docenas de chicos aterrorizados cruzaron el túnel que lleva a Copacabana, donde se consideran más a salvo que de los escuadrones de la muerte.

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El presidente de Brasil, Itamar Franco declaró que se sentía "horrorizado como padre, como ciudadano y como presidente", y pidió al ministro de Justicia, Mauricio Correa, una investigación urgente. El diputado, Paulo Mello, que presidió una comisión investigadora sobre los escuadrones de la muerte, afirmó: "La policía amedrenta más de lo que protege" y recordó que nunca ha sucedido nada a los grupos de exterminio".

La policía militar brasileña, que en realidad se encarga de la vigilancia callejera, ha estado envuelta en incidentes notorios en Brasil, incluida la matanza de un centenar de presos de la cárcel de Sao Paulo el año pasado.

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