A nuevo Gobierno potenciará y el diálogo para superar la crisis

Felipe González aseguró ayer en su discurso de investidura que la lucha por el empleo y la competitividad será el principal objetivo de su próximo Gobierno, mientras que el pacto social y el diálogo con los partidos serán los instrumentos para conseguirlo. Confirmó también que hay base suficiente para que el PSOE gobierne con el PNV y dejó las puertas abiertas a una futura incorporación de Convergència i Unió (CiU). Reafirmó su compromiso electoral de reformar el mercado de trabajo y mantener la ley de huelga. El candidato socialista prometió congelar los impuestos y contener el déficit público por la vía de la lucha contra el fraude y sin recortar el gasto social. Ante los periodistas, González anunció que el martes habrá nuevo Gobierno.

Con respecto a las autonomías, el líder socialista anunció que antes de octubre se alcanzará un amplio acuerdo sobre la corresponsabilidad fiscal en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, y para hacer del Senado una Cámara autonómica, incluso por la vía de la reforma constitucional.González empezó por reconocer en su discurso que la pérdida de la mayoría absoluta le obligaba a "hacer las cosas de otra manera" y lo concretó en "más diálogo con los sindicatos y las fuerzas políticas". Manifestó también que gobernará con el programa socialista como base, y con las alianzas de los partidos nacionalistas, incluida la participación en el Gobierno del PNV y la posible incorporación de CiU en el futuro. También insistió en favorecer el diálogo con las demás fuerzas políticas.

. Su discurso tuvo la novedad de dar mucha importancia al desarrollo autonómico. En línea con las demandas del PNV, González se comprometió a hacer una interpretación conjunta del Estatuto de Gernika a la luz de la Constitución. Se comprometió además a elaborar los estatutos para Ceuta y Melilla. Sobre la corresponsabilidad fiscal, argumentó: "Es indispensable el cuerdo si no queremos que las insuficiencias financieras de las autonomías se traduzcan en nuevas demandas de financiación de los presupuestos".

González estableció cuatro ejes en su discurso programático: la superación de la crisis económica, el impulso democrático, el desarrollo autonómico y la política exterior de proyección europea.

Pacto de rentas

Respecto a la crisis económica, apuntó como elementos principales la caída del empleo, la menor recaudación y el mayor gasto del Estado, y los problemas estructurales, como la rigidez del mercado de trabajo.

Del pacto social, reiteró su intención, adelantada en la campaña electoral, de que no sólo sea un pacto salarial, sino de rentas. Asimismo, concretó su propuesta de reforma del mercado del trabajo con medidas como la adaptación de los servicios públicos de empleo ya iniciadas con la transferencia de la gestión de las prestaciones del Inem al Instituto Nacional de la Seguridad Social. González se comprometió asimismo a modificar las actuales modalidades de contratación laboral con la pretensión de lograr un equilibrio en el sistema de relaciones laborales.

Asimismo, prometió políticas activas de empleo orientadas, sobre todo,. a favorecer la creación de puestos de trabajo para aquellos colectivos con mayores dificultades de inserción laboral. Y, por último, se comprometió a dotar con 500.000 millones de pesetas un programa nacional de formación profesional para toda la legislatura.

El candidato a presidente anunció un programa de consolidación fiscal y de contención. del déficit por medio del control. del gasto, como primera medida para la recuperación. "El aumento del desempleo y la reducción de los ingresos públicos configuran un panorama de déficit muy superior al previsto para 1993 y 1994, donde estaremos cerca de alcanzar el 5% del producto bruto en el déficit de la Administración del Estado", dijo.

Bajada de tipos de interés

La contención del déficit tendrá que articularse, advirtió González, a través del control del gasto, buscando un paulatino reequilibrio presupuestario que reduzca la presión sobre los mercados de capitales a la hora de captar ahorro interno y facilitar la bajada de los tipos de interés.

En esta dirección; anunció una reducción prudente de los tipos de interés, apoyo financiero y fiscal para la pequeña y mediana empresa, la reforma del Impuesto de Actividades Económicas (IAE), la continuidad en el apoyo a la exportación de las empresas y el mantenimiento del esfuerzo fiscal en la inversión en capital físico y humano.

Asimismo, prometió impulsar el diálogo sobre la competitividad industrial para elaborar un libro blanco y acentuar el carácter productivo de las empresas. En el campo de las medidas estructurales, González prometió mejorar la eficacia de la Agencia Tributaria y el diseño de un plan de lucha contra el fraude fiscal, la Ley de Arrendamientos Urbanos, la liberalización del sector de servicios en áreas como el transporte y las telecomunicaciones, y la reforma del Impuesto de Sociedades.

El candidato socialista destacó la puesta en marcha del Plan Director de Infraestructuras para 15 años, un plan de reforestación de un millón de hectáreas y el Plan Hidrológico Nacional. No faltaron una referencia al plan de modernización de la Administración y un compromiso de congelar el empleo público y aumentar su eficacia.

Como base filosófica de su programa de gobierno, invocó los valores de la modernidad, la tolerancia, la austeridad, la solidaridad, el esfuerzo personal, el respeto a la legalidad y la paz.

González reconoció ayer su preocupación por proceso de "desafección" que sienten los ciudadanos hacia las políticas tradicionales, los partidos y sus representantes. Esta reflexión la realizó en el apartado que definió como "impulso democrático" que abarca desde la financiación de los partidos a la designación de los miembros de órganos constitucionales, con el objetivo de que la transparencia haga decaer en la sociedad la idea de corrupción generalizada.

También mantuvo la propuesta que realizó en plena campaña electoral de crear una comisión parlamentaria de investigación de las cuentas de los partidos, que presidiría el diputado por Madrid Baltasar Garzón. Se refirió también a una ley de partidos políticos, que regulará los derechos y los deberes básicos de los afiliados, y abrirá la puerta a las donaciones privadas.

El líder socialista señaló que no era su deseo dramatizar, pero que veía imprescindible poner freno a la pérdida de aprecio de los valores democráticos, por lo que el Parlamento deberá ser el centro real de debate político.

Por último, habló de reformar la ley del Tribunal de Cuentas para otorgar a este órgano verdaderas posibilidades de control de las finanzas de los partidos.

También consideré susceptible de revisión el actual sistema de reparto de cuotas, que a veces conducen al bloqueo, para la designación de miembros de distintos órganos del Estado. Al pronunciar la palabra bloqueo hubo un conato de pateo en los bancos del Partido Popular.