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Condenado a más de 50 años de cárcel 'el violador del metro', que fórzó a cuatro mujeres

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a José Luis Guzmán Alarcón, de 29 años, a más de 50 años de cárcel por cuatro delitos de violación y uno de lesiones, y a indemnizar con dos millones de pesetas a tres de las violadas y con cuatro millones a la cuarta, que necesita tratamiento psicoterapéutico. El tribunal niega que el violador del metro esté exento de responsabilidad, ya que su travestismo fetichista disminuye, pero no anula su responsabilidad.

La primera de las violaciones declaradas probadas se produjo en la mañana del 24 de marzo de 1991. Guzmán, que llevaba la cara tapada con una bufanda, abordó a P. M. S. en las escaleras de la estación del metro de República Argentina, le puso en el cuello un cuchillo de cocina de 18 centímetros de hoja y le invitó a "hacerlo". Al negar se, la arrastró dentro del metro, la tiró al suelo en un subterráneo y la violó.El mismo día, por la tarde, Guzmán -en este caso con la cara tapada con unas bragas de color rosa con dos orificios para ver- abordó a M. l. L. N., que estaba recogiendo la colada en su domicilio del madrileño barrio de Usera y la violó bucalmente de modo similar. Al día siguiente, Guzmán asaltó por la espalda a M. C. P. E., en el mismo barrio, la introdujo en un portal, la tiró al suelo y la obligó a que le hiciera una felación.

La última violación bucal probada la perpetró Guzmán, de modo análogo, en la mañana del 14 de abril del mismo año, en la persona de A. M. G. P., empleada del metro, en la estación de República Argentina.

La acusación de dos de las violadas fue dirigida por sendas letradas de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas. La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado José María Vázquez Honrubia, compensa la circunstancia agravante de uso de disfraz con la atenuante de trastorno mental incompleto. A la vista del informe psiquiátrico, la sentencia -recurrible ante el Tribunal Supremo- estima que la neurosis histérica y el travestismo fetichista de Guzmán disminuyen, pero no anulan, "el control ético de sus actos".

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