El PSOE solo supera en un punto al PP
El 78% de los encuestados afirma que irá a votar, pero casi la mitad del total no sabe aún a quién
El PSOE y el PP mantienen, a tres semanas de las elecciones, el estrecho codo a codo que ya se habla reflejado en la macroencuesta de Demoscopia publicada en este periódico los pasados 20 a 22 de marzo. La mínima ventaja -36,6% de los votos para los socialístas, frente a un 35,5% para los populares- refleja una situación de empate, a pesar de que la mayoría muestra una clara preferencia por Felipe Gonzalez frente a José Mana Aznar. El 78% de los encuestados afirma que votará sin falta el 6 de junio, pero casi la mitad no sabe todavía qué partido elegir. El sondeo, realizado entre el lunes y el miércoles pasados, no recoge el previsible impacto en la intención de voto de la devaluación de la peseta, el aumento del paro y la subida de la inflación del llamado jueves negro de la economía española.
Los distintos acontecimientos de estas semanas de precampaña no parecen haber. alterado de forma apreciable el clima de opinión pública existente en nuestra sociedad, según el resultado del sondeo realizado por Demoscopia para! EL PAÍS, a pesar de los cambios significativos que se han producido en el clima político.Desde un punto de vista técnico-estadístico riguroso, la proyección que ofrece la encuesta (un 36,6% del voto válido para el PSOE y un 35,5% para el PP) no autoriza a hablar de un ganador definido. Para tres de cada cuatro españoles (proporción que es incluso algo más alta entre los propios votantes del PP), si el 6 de junio el PSOE experimentase una pérdida importante de votos, ello se debería fundamentalmente a errores y fallos de dicho partido mas que a méritos de la oposición.
Por lo que se refiere al resto de los partidos, los datos del sondeo indican el completo derrumbe de las perspectivas del CDS (que con un 1,4% de los votos, frente al 7,9% en 1989, perdería cualquier posibilidad de mantener alguna representación parlamentaria); un ascenso (le IU, sí bien algo menos pronunciado del que hace unos meses se preveía (según el actual sondeo, tendría un 11,2% de los votos; en 1989 obtuvo el 9,1%), y una básica estabilidad de los partidos nacionalistas.
En la, hipótesis de que nadie obtuviera mayoría absoluta y fuesen precisas coaliciones para formar Gobierno, la combinación preferida por los electores sería un Gobierno PSOE-IU (el 22% entre el conjunto de los entrevistados opta por ella, frente al 701/o entre los votantes de IU). La gran coalición aparece en segundo lugar, citada por un 16%. Un posible Gobierno PSOE-nacionalistas catalanes y/o vascos sería el preferido por un 13%, e idéntico porcentaje opta por una coalición PSOE-PP.
Participación elevada
El grado de participación reviste en estas elecciones, dada la incógnita sobre el resultado, especial importancia. El 78% de los entrevistados (el porcentaje más elevado obtenido en los últimos años en nuestro país en una encuesta preelectoral) manifiesta que el 6 de junio acudirá, con toda seguridad, a las urnas. Incluso en un sector generalmente abstencionista como es el de los primeros votantes (los jóvenes de 18 a 21 años), el 70% indica que irá sin falta a votar. Sin embargo, casi la mitad de los entrevistados declara no haber decidido aún el sentido de su voto. Entre quienes en 1989 votaron al PSOE, el 36% no ha decidido aún qué hacer en esta ocasión. Eso mismo le ocurre al 33% de los anteriores votantes de IU y al 29% de quienes votaron al PP.Una abstención elevada beneficiaría así más al PP que al PSOE.
A sólo cuatro días del comienzo oficial de la campaña electoral, destacan varios aspectos claves:
- Por primera vez en la historia de la actual democracia, el resultado final se presenta fuertemente igualado. Ni siquiera en las elecciones de 1979 arrojaron los sondeos previos una situación tan clara de práctico empate. Ello confiere una importancia especial a la campaña electoral: los acontecimientos de los días venideros pueden resultar decís¡vos para inclinar la balanza en uno u otro sentido.
-Por primera vez desde el inicio de la transición, el voto más joven (el de quienes, por contar de 18 a 21 años de edad, pueden ejercer el derecho al voto por primera vez) no se inclina mayoritariamente por partidos de izquierda, sino por el PP. Para los más jóvenes -que desde que tienen uso de razón han vivido bajo Gobiernos socialistas-, el Partido Popular no parece, pues, representar ya el pasado, la derecha de siempre, sino una alternativa aceptable.
- En pocas citas electorales anteriores se ha producido a la vez, y a tan corta distancia ya del día de la votación, una predisposición tan alta a votar y un grado tan elevado de indecisión respecto de por quién hacerlo. El electorado se muestra a la vez movilizado y desorientado.
- La idea masivamente dominante, incluso entre los propios votantes del PP, es que, de registrarse el 6 de junio un ¡mportante descenso electoral del PSOE, ello se debería más a los errores y fallos de este partido que a méritos de la oposición. De hecho, la valoración en toda una amplia serie de dimensiones de los líderes de ambos partidos, Felipe González y José María Aznar, resulta en conjunto claramente favorable al primero. Ambos datos parecen sugerir que el líder socialista está poco tocado personalmente, a los ojos de los electores, por las acciones de su partido y Gobierno.
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