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Tomen nota: muerto número 38

Tomen nota, por favor. Nombre: Roque Hernán Villarroel. Edad: 17 años. Muerto número: 38, desde que se inició la cuenta -en 1958- y si no se consideran como víctimas de la violencia a las 71 personas aplastadas en las escaleras contra las puertas de salida en un River-Boca. Causa: balazo en el corazón, según la policía y "razones psicosociológicas", según el ministro de Gobierno de la provincia de Tucumán. Motivo: Riña entre fanáticos. Lugar: barrio La Ciudadela, de San Miguel de Tucumán, capital de la provincia del mismo nombre, situada a unos 1.000 kilómetros al norte de Buenos Aires. [La policía detuvo ayer a José Humberto Cabrera, de 19 anos, como sospechoso del asesinato, según la agencia Efel."No vayas, no". La madre de Roque habla ahora entre sollozos y se dirige a su hijo como si todavía estuviera vivo. Le había prevenido sobre los riesgos del viaje. Talleres, de la provincia de Córdoba, el equipo que entrena José Pastoriza, debía jugar con el San Martín en Tucumán. Los dos disputan la permanencia en la Liga. Darío, un amigo de Roque, que no viajó porque sus padres le hicieron un estricto marcaje al hombre, se pregunta ahora por qué el grupo que entró en combate se separó del grueso de la gente que viajó de Córdoba a Tucumán en autobuses especialmente fletados por el club Talleres para la ocasión.

Los testimonios son confusos todavía. La barra que integraba Roque Villarroel se apartó, al parecer, para preparar un asado (carne a las brasas) al aire libre. Por el lugar pasó entonces una banda de fanáticos del San Martín y, tras los insultos, comenzó la pelea. La batalla, habitual en los alrededores de los campos, se inició esta vez con piedras y acabó a balazos. Los testigos dicen que el intercambio de disparos duró más de cinco minutos. Cuando por fin llegó, la policía logró detener a unas 50 personas, recogió cinco heridos, uno de ellos todavía en grave estado, y un muerto: Roque Villarroel.

"No vayas, no". Roque, de 17 años, uno de los cuatro hijos de la familia Villarroel, había abandonado la escuela secundaria hacía un año y no tenía trabajo fijo. La madre dice, entre lágrimas, que su única pasión era seguir al Talleres. A las seis y media de la tarde del domingo le confirmaron que el joven muerto de un balazo en el corazón poco después del mediodía en Tucumán era su hijo. "No vayas, no", dice que le dijo, pero Roque se fue con un tío y un primo suyo.

El muerto anterior, el número 37, también era cordobés, pero hincha del Boca. Juan Araya murió cuando un miembro de la barra brava del Belgrano le golpeó y, al caer, chocó duramente la cabeza contra la acera. Sucedió el primero `de marzo, al comienzo de la Liga. El crimen levantó las voces indignadas de la prensa y los políticos.

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