Pujol conservará la mayoría absoluta
Los resultados electorales catalanes del próximo 15 de marzo se caracterizarán por una básica estabilidad, muy alejada del cambio de la situación política de Cataluña que vaticinaban algunos. Si se cumple el pronóstico del sondeo realizadopor Demoscopia para EL PAIS, Convergencia i Unió (CiU) obtendrá entre 68 y 71 escaños. En el peor de los casos mantendrá la mayoría absoluta (el Parlament tiene 135 diputados y en 1988 Pu ol obtuvo 69 escaños).Con una participación supuesta del 58% -la más baja registrada en elecciones autonómicas en Cataluña-, CiU mejora ligeramente el porcentaje de votos obtenido con relación a 1988 (del 45,7% al 46,4%). Su más directo rival, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), con el 30,1 % de los votos (tres décimas menos que en 1988), obtendrá, siempre según el sondeo, entre 40 y 44 escaños (en 1988, 42).
Iniciativa per Catalunya (IC), la federación de ex comunistas del PSUC, nacionalistas de izquierda e independientes, se consolida como la tercera fuerza catalana, aunque retrocede en votos porcentuales y en escaños: 6,9% y entre 6 y 9 diputados (en 1988, con el 7,8% de los sufragios, se hizo con 9 escaños). El Partido Popular (PP), que estrena líder en este tipo de contiendas (Aleix Vidal-Quadras), mejora ligeramente sus resultados: 6,2% de votos y 8 escaños (5,3% y 6 diputados en 1988).
Esquerra Republicana (ERC) capitaliza, aunque ligeramente, la nueva política, de claro signo independentista, impulsada por su nuevo y joven secretario general, Angel Colom. Supera la escisión de su ala derecha sufrida hace tres años y obtendrá, de acuerdo con el sondeo, el 6% de los sufragios y entre 7 y 8 escaños (4,1% y 6 diputados en 1988). Su crecimiento no se produce a expensas de CiU. El Centro Democrático y Social (CDS) se convierte en un partido extraparlamentario en Cataluña. Obtendrá el 1,6% de los votos y ningún diputado, frente al 3,8% y 3 escaños de hace cuatro años.
Aparentemente, CiU y PP se benefician del cataclismo de un CDS huérfano de Adolfo Suárez, y los socialistas pueden perder terreno, aunque esto no está tan claro, en beneficio de CiU, confirmando una tendencia que con altibajos se ha manifestado desde 1982. IC, si se confirma su retroceso, paga, aunque sea ligeramente, el desprestigio de la ideología marxista arrastrada por el hundimiento de los países europeos del socialismo real. Hay que tener en cuenta, además, que en 1988 el Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC), la organización de los comunistas irreductibles, estaba integrado en IC y, aunque pocos, algunos votos aportaba.
Participación del 58%
El sondeo estima una participación del 58%. La circunscripción electoral (provincia) de Barcelona será la menos participativa, con el 57%. En Gerona participará el 61%; en Lérida, el 62%, y en Tarragona, el 63%.
El 68% de los encuestados afirma que sí irá a votar, con seguridad, el 15 de marzo, y el 14% contesta que probablemente sí votará. Sólo el 10% asegura que no votará con toda seguridad, y un 4% contesta que probablemente no lo hará.
De tomar al pie de la letra estas cifras cabría augurar una elevada tasa de participación, pero la experiencia de estudios y elecciones anteriores impone una cautela interpretativa que lleva a corregir esta primera impresión. La intención manifiesta de ir a votar es una respuesta sobredimensionada por la fuerza que en el cuerpo social tiene la idea de que la participación en las elecciones constituye un deber cívico. Una elección como ésta, tan carente aparentemente de incertidumbre, no parece propicia para una tasa de participación inusitadamente alta, máxime si tenemos en cuenta el nivel real de abstención registrado en Cataluña en las últimas convocatorias electorales: en las elecciones autonómicas de 1980 se abstuvo el 39% del electorado; en las de 1984, el 35%, y en las de 1988, el 41%. En las municipales de 1991 no votó el 42%, y en las legislativas de 1989 no lo hizo el 32%.
Por ello, cabe estimar que el nivel de participación en las elecciones del 15 de marzo se situará entre el 55% y el 60%, y para ser más precisos, en el 58%. No hay evidencias que permitan afirmar que un mayor nivel de abstención vaya a perjudicar las expectativas de voto de CiU, sobre todo si se tiene en cuenta que la abstención se ceba en el cinturón de Barcelona y entre catalanes de primera generación, lo que en principio a los que perjudica es a socialistas y, en menor medida, a populares.
Clima tranquilo
El trabajo de campo de este sonjeo fue realizado entre los días 8 y 14 de febrero. Es decir, días antes de que el escándalo del caso Casinos alcanzara su mayor virulencia con la última declaración ante el juez del autor de la querella. Aunque es dudoso que ese asunto vaya a alterar la opinión del electorado, es preciso destacar esa circunstancia por cuanto el sondeo constata la ausencia de grandes polémicas que añadan dramatismo a la contienda electoral. Como hay, además, una limitada incertidumbre sobre el resultado de los comicios, existe un llamativo clima de tranquilidad que se desprende de los datos de la encuesta.
Son algo más numerosos (47%) quienes dicen que sienten poco o ningún interés por estas elecciones que los que afirman sentir mucho o bastante (38%). Hay que señalar a este respecto que, a diferencia de lo que ocurría en anteriores comicios autonómicos, las diferencias entre catalanohablantes y castellanohablantes en cuanto a interés por estas elecciones son mucho más reducidas. Sólo 4 de cada 10 catalanes saben decir correctamente la fecha exacta de las elecciones (15 de marzo).
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