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Yeltsin, presionado para que anule el estado de emergencia en la república de Checheno-Ingushetia

La decisión de declarar el estado de emergencia en la república autónoma de Checheno-Ingushetia le está costando a Borís Yeltsin críticas incluso de sus correligionarios políticos. Al mismo tiempo, la posición del rebelde Yojar Dudáiev se va reforzando. A medida que pasan las horas se hace más evidente que el decreto es papel mojado y que si el presidente ruso pretendiera imponerlo tendrá que hacerlo a sangre y fuego. El Parlamento se reunió ayer para ratificar el decreto o revocarlo, pero no logró llegar a un acuerdo y proseguirá hoy la sesión.

El movimiento Rusia Democrática, sobre el que se apoyó Yelstin para ser elegido presidente de Rusia por sufragio universal, ha celebrado este fin de semana un congreso que aprobó una resolución pidiendo al presidente ruso que retirara el decreto y negociara con los dirigentes independentistas chechenos para tratar de hallar una solución.[Después de los intensos debates mantenidos en el seno del movimiento Rusia Democrática, las posturas irreconciliables entre los que abogan por una Rusia única y fuerte y los que piden el respeto a las minorías, llevaron al Partido Democrático de Rusia liderado por Nikolai Travkin, que es una de las facciones más importantes del movimiento, a abandonar la coalición, informan agencias.]

Durante las sesiones, uno de los grandes aliados de Yeltsin, el alcalde Moscú, Gavril Popov, afirmó que "debe darse, a todas las autonomías la posibilidad de salir de Rusia; hay que permitir que todas ellas organicen sus referendos para que decidan qué es lo que quieren". "Y una vez esté clara la situación", precisó, "debería desaparecer la categoría de república autónoma y las que hubieran decidido permanecer en Rusia pasarían a ser gubernias", que podría traducirse por provincia.

La posición de apoyo a la negociación sostenida por Rusia Democrática coincide con la expresada el sábado por el representante de Yeltsin en la república rebelde, Ahmed Arsanov. Aunque el propio decreto designa a Arsanov como máximo responsable de la zona, éste dijo por radio que "el decreto va a jugar un papel negro" y aseguró que iba a trabajar para que fuera retirado y, una vez logrado esto, iba a renunciar a sus cargos.

También se sumó a la oleada de críticas el jefe del KGB ruso, Víctor Ivanenko, que ante el Parlamento ruso expresó su condena al decreto de YeItsin calificándolo como "un error dramático". Ivanenko añadió que "Rusia no dispone de la fuerza necesaria para ejercer presión armada" sobre la república autónoma. "Ningún soldado aceptará la orden de disparar sobre civiles, el único lenguaje aceptable es el político y el económico".

El general Aslanbek Aslajanov, miembro del Presidium del Sóviet Supremo de Rusia y checheno de origen, consideró ayer, en declaraciones a la agencia Interfax, que "es absolutamente anormal que decisiones importantes que hacen referencia a cuestiones étnicas se tomen sin considerar la opinión de los parlamentarios de las repúblicas afectadas". Aslajanov afirmó que Yeltsin había tomado la decisión de firmar el jueves el decreto sobre el estado de excepción después de valorar información unilateral. Y dejó claro que esa información provenía del vicepresidente ruso, Alexandr Rutskoi, militar como él y como el líder rebelde Dudáiev. "Nadie puede imaginar un regalo mejor para Dudáiev" que el decreto, finalizó.

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Bandera verde

El general rebelde entre tanto consolidó ayer su posición en la república de los chechenos y actuó ante la Prensa como auténtico presidente del territorio, rodeado de guardaespaldas armados y con una bandera verde del islam tras él. "Afirmo de manera" rotunda", dijo, "que cualquier provocación del terrorismo de Estado contra nuestro pueblo será vengada. Hay muchísimas maneras de producir tanto sufrimiento como ellos nos infligen a nosotros. Todo está preparado". El secuestro el sábado de un avión que viajaba hacia Yekaterimburg (antes SverdIovsk), la ciudad de, Yeltsin, es buena muestra de sus posibilidades de actuar. El avión viajó la noche del sábado al domingo desde Ankara (adonde había sido desviado) hasta el aeropuerto de Grozny, la capital chechena, donde se quedaron los cuatro secuestradores.La situación en la pequeña república caucásica de ChechenoIngushetia permaneció ayer estacionaria. Grupos armados siguieron controlando la capital, de 400.000 habitantes, mientras millares de personas continuaron sus manifestaciones de apoyo a Dudáiev. [Parte de las tropas enviadas por el Ministerio del Interior desde Moscú y que se encontraban bloqueadas en el aeropuerto de Grozny, empezaron a ser evacuadas en autobús, según informaciones datadas en Moscú. Las vías de tren y las carreteras se reabrieron al tránsito, según las mismas fuentes, informa France Press.]

Según algunos mandos de las tropas que se encontraban en la vecina Osetia del Norte la orden que habían recibido era permanecer en la zona hasta que el Sóviet Supremo de Rusia tomara ayer domingo una decisión.

El Parlamento ruso mantuvo una sesión a puerta cerrada que resultó ser muy polémica al considerar algunos diputados que la decisión de Yeltsin había sido por lo menos inoportuna. Aunque Yeltsin tiene la facultad de gobernar por decreto, el Sóviet Supremo tiene la potestad de revocarlo.

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