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Rabat entremezcla aperturismo y presiones sobre el Sáhara

La monarquía marroquí multiplica sus gestos para mejorar su imagen en el extranjero, intentando borrar los símbolos de su carácter autoritario, al tiempo que incrementa las presiones para ganar el referéndum de autodeterminación en el Sahara, si es que se llega a celebrar, según fuentes de la Administración española.

Denunciada el pasado jueves por el Frente Polisario, la segunda marcha verde es la última carta barajada por las autoridades marroquíes para intentar alterar en su provecho el cuerpo electoral constituido básicamente por los 74.000 saharauis censados por España hace 17 años.

De Tantan, Gulimin y Marraquech se desplazarían a la ex colonia española, según el movimiento independentista saharaui, 170.000 personas que en un 70% pretenden ejercer su supuesto derecho al voto, que hasta ahora no les ha sido reconocido por la comisión de identificación encargada de actualizar el censo español.

Aunque los medios de transporte y las tiendas de campaña que será necesario requisar para trasladar y alojar a esos electores potenciales están ya previstos, fuentes diplomáticas españolas y extranjeras creen que la decisión de iniciar la marcha verde dependerá en gran medida de la receptibilidad de la ONU a los argumentos marroquíes sobre el censo.

La amenaza de esta movilización fue esgrimida hace ocho días por el embajador marroquí ante la ONU, Alí Skallí, en una conversación con el secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, según informó la agencia France Presse.

Con o sin este respaldo migratorio, el rey Hassan proyecta encabezar un acto multitudinario en el Sáhara el 6 de noviembre con motivo del 161 aniversario de la primera marcha.

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Paralelamente, la monarquía intenta mejorar su imagen. Tras excarcelar en agosto a un grupo de reclusos políticos, hace "días liberó alyresid ¡arlo más veterano de Africa, Abraham Serfaty, y el viernes trascendió la demolición del penal de Tazmamart y la hospitalización de sus presos.

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