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Entrevista:LA REVOLUCIÓN DE AGOSTO

"La historia y la geografía cambian al galope"

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, sonríe pero no responde cuando se le pregunta por la llamada telefónica que acaba de recibir de Mijaíl Gorbachov. Delors no habla de buena gana. Y lo explica. "Todos hablan", dice, "estamos en el mundo de la política del fast food [comida rápida]: hecho rápidamente, asimilado rápidamente, olvidado rápidamente. Pero la historia y la geografía cambian al galope y necesitamos integrarlas en nuestro razonamiento. También el tiempo, la duración, es un elemento esencial de la política. La duración es lo contrario del fast-food". Después habla, en general, de ciertos oradores dominicales que dicen, con gran emoción: "Hay que ayudar a los países del Este", pero durante la semana se oponen a cualquier concesión suplementaria.Pregunta. ¿Qué se puede hacer?

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Respuesta. Havel y Walesa me han hecho comprender lo importante que es para ellos y para sus pueblos el factor político. Las democracias que están naciendo en el Este son todavía económicamente frágiles y débiles. Necesitan un gran esfuerzo del pueblo y puede producirse impaciencia porque muchos viajan y todos ven por la televisión cómo vivimos nosotros. Para que se acepten estos esfuerzos, la gente debe sentirse parte de valores comunes, que pueda justificar el esfuerzo. Y sucede el milagro de que este objetivo es la adhesión a la CE. Toda nuestra energía debe tender a que estos países se sientan un día dispuestos a adherirse a la CE o, por lo menos, a lo que simboliza. Sin hacerse ilusiones, el símbolo no es sólo el de la prosperidad económica o la vitrina de la sociedad de consumo sino también el de un conjunto regido por normas, por el derecho, el respeto y la atención a los otros. La CE parece un lugar donde es bello vivir juntos porque se habla, se escucha y se respeta. No olvidemos que estos países salen de un mundo dominado por la desconfianza.

Adhesión

P. ¿La adhesión será pronto?

R. Son los propios dirigentes de los países los que, sabiamente, excluyen esta posibilidad. Sería un desastre económico. Su economía está en tales condiciones que no podría entrar en competencia con las nuestras. Ni siquiera bastaría mantenerlas con vida mediante transfusiones financieras. La economía tiene sus reglas y su tiempo. Nosotros hemos propuesto contratos de asociación, que tienen una parte económica mejorada respecto a los acuerdos tradicionales suscritos en la CE, pero también una parte política y cultural. Nuestros ministros de Exteriores deben encontrarse de forma regular con sus colegas del centro y del este europeos, así como con los de los países bálticos para mostrar que formamos parte de la misma familia. También hay que relanzar la idea de Mitterrand de la confederación paneuropea, que es un instrumento óptimo para crear un legado político sin precipitar las cosas en lo que se refiere a la modernización de la economía y a su integración en la CE.

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P. ¿Y la Unión Soviética?

R. Ese país vive una fase revolucionaria. La fase actual de la URSS es distinta de cuando Gorbachov navegaba entre los conservadores y los reformistas, con una población pasiva y cada vez más descontenta. Ahora, cada día puede pasar cualquier cosa impredecible. Los criterios políticos no son los mismos, hay que adaptarse continuamente. Mientras, necesitamos saber quiénes son nuestros interlocutores y por eso el vicepresidente de la Comisión, Frans Andriessen, irá a Moscú.

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