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El ecuador de Salinas de Gortari

El presidente de México se juega su credibilidad en las elecciones del domingo

México se juega el próximo día 18 la credibilidad de su sistema electoral, profundamente renovado en los últimos tiempos, en el curso de los comicios federales más importantes que se celebran en el país dentro del actual sexenio de mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari. Estas elecciones, además de constituir una prueba de fuego para los proyectos de transformación interna de la república, cambiarán totalmente la Cámara de Diputados, renovarán la mitad del Senado y proveerán a seis Estados de nuevos gobernadores. Las encuestas adjudican al Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder) una ventaja holgada que le procuraría la mayoría absoluta.

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Reválida para el PRI

Una lucha titánica entre el PRI y la oposición, gobernada fundamentalmente por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que lidera Cuauthémoc Cárdenas, se desata estos días en los espacios electorales con una preocupación común: ¿habrá o no fraude?. La maquinaría del PRI, que en definitiva es el sistema en el que se articula y se sustenta este país desde hace décadas, ha lanzado toda su artillería para defender las profundas reformas que, por iniciativa de Salinas y con el concurso de una parte importante de la oposición parlamentaria de la que se excluyó el PRD, se han hecho sobre el proceso electoral. El partido de Cárdenas, en cambio, parte del fraude preestablecido y la guerra contra éste es bandera de su campaña.Los mexicanos, sin embargo, acudirán el domingo a las urnas con un nuevo código electoral, un renovado padrón que ha permitido registrar a 39,5 millones de votantes mayores de 1, 8 años (México tiene registrados 81 millones de habitantes, de los cuales más del 40% es menor de edad), unas credenciales individuales que impedirán emitir sufragios en más de una ocasión, un órgano regulador de los comicios en el que están representados todos los partidos políticos -el Instituto Federal Electoral (IFE)- y un tribunal de justicia con facultades para dirimir conflictos y dictar sanciones.

Voto de confianza

En estos comicios concurren 10 partidos políticos, si bien en la práctica el litigio electoral está centrado sólo tres: el PRI, que obtuvo el 50,74% en las elecciones presidenciales de 1988, que llevaron en precario a Salinas al poder; el Partido de Acción Nacional (PAN, derecha) y el PRD de Cárdenas. Al no ser elecciones presidenciales, estos comicios carecen de la espectacularidad de otras pruebas en donde se valoran fundamentalmente liderazgos, en especial en un país como México, que tiende por tradición al caudillaje.Pese a ello, estas elecciones intermedias en el sexenio gubernamental le son muy útiles al PRI porque, de obtener esa mayoría absoluta que las encuentas en general le adjudican (65%-69%), podrá emprender en los próximos tres años reformas importantes en el país, concretamente en el terreno del campesinado y la educación, que son las dos asignaturas pendientes de Salinas de Gortari, una vez iniciada la reflotación de la economía y alcanzados objetivos tan populares como la autosuficiencia en maíz y frijoles.

La reforma electoral auspiciada por el presidente y aprobada en el Parlamento tuvo un primer ensayo el mes pasado en el Estado de Nuevo León, donde el PRI se hizo con el gobierno en una jornada de elecciones que estuvo extraordinariamente cuidada y que al menos impidió que la barbarie reinara en torno a las urnas. La oposición no encontró pruebas de carruseles (grupo de 20 o 30 personas que recorre los colegios electorales y votan en sucesivas ocasiones), acarreos masivos (caciques que llevan a la gente de los pueblos a votar), robo de urnas o acciones de tipo coactivo hacia los compromisarios de partidos opositores.

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Las estadísticas, al disminuir las denuncias electorales en un 73% con respecto a las presidenciales de 1988, definieron estas elecciones de Nuevo León como distintas, y en ellas el PRI se hizo con el 60% de los votos frente a un 32% del PAN y un 3% del PRD.

La oposición, no obstante, examinó las elecciones de Nuevo León con lupa y descubrióque, si bien se habían exterminado las prácticas autoritarias de otras ocasiones, comenzaban a surgir sospechas de que se está produciendo un nuevo tipo de irregularidad: el fraude matemático. Para ello hicieron comparaciones entre el número de votantes y el de urnas con el tiempo en que un elector tarda en llegar a la mesa, emite su voto y se marcha.

Mecanismos de limpieza

El resultado, que fue rápidamente rebatido y desmentido por el Gobierno y el PRI, hacía insuficientes las 10 horas establecidas para la votación en relación con el número de electores que pasaron por delante de las urnas. Esta supuesta irregularidad fue agitada por los periódicos de izquierda, encabezados por La Jornada, si bien tuvieron escaso eco, aunque quedó registrado como un dato a tener en cuenta para los próximos comicios federales.Precisamente la jornada electoral del 18 cuenta con otro factor que se suma a los intentos de establecer mecanismos que garanticen la limpieza de los resultados: observadores nacionales vigilarán el desarrollo de las votaciones y ejercerán un veredicto la misma noche electoral, que, más que validez oficial, proporcionará una opinión moral y ética sobre el desarrollo de la jornada. Ello permitirá que el día 18 desembarque en los distintos Estados -principalmente en San Luis Potosí y Guanajuato, donde la oposicion goza de ciertas posibilidades- un alto número de profesores universitarios, intelectuales, escritores y representantes de organismos independientes y derechos humanos para hacer un seguirmento minucioso de las votaciones.

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