Doce soldados más, arrestados en Zaragoza por cometer novatadas
Doce soldados que cumplen el servicio militar en la compañía de seguridad de la Academia General Militar de Zaragoza permanecen arrestados por faltas leves, al parecer novatadas, contra sus compañeros. Los arrestados, entre otras acciones, exigían dinero a los novatos, les robaban objetos de valor o les despertaban de madrugada.
La Academia General Militar ha remitido al juez togado un informe sobre la actuación de estos soldados, de los cuales nueve permanecen arrestados en el mismo centro y los otros tres han sido trasladados a un establecimiento disciplinario, por si hubiese un componente delictivo en su actuación.Mientras, el juzgado togado militar número 33, que investiga el caso de otros 10 soldados del grupo de intendencia de Zaragoza detenidos por coacciones y malos tratos a algunos de sus compañeros, ha solicitado que el recluta que denunció los hechos mientras se encontraba de permiso no se reintegre a su destino por razones de seguridad.
El abogado defensor de los 10 soldados, Pedro José Domeque, ha solicitado que sean llamados a declarar los compañeros de los detenidos a los que supuestamente sometieron a malos tratos.
El abogado señala que no existen pruebas ni partes médicos de las supuestas lesiones. Asimismo, ha aportado ante el juez el testimonio de 50 compañeros de los acusados que niegan tales hechos.
Los familiares de los 10 soldados arrestados difundieron ayer un escrito en el que califican de montaje militar, periodístico y judicial lo ocurrido. Los familiares aseguran que no se tienen pruebas contra ellos, que a sus hijos se les ha juzgado ya públicamente y que han servido de escarmiento contra las novatadas.
Las acusaciones que se imputan a los 10 soldados incluyen ocasionar lesiones a sus compañeros, coacciones, robo con intimidación y tenencia de drogas.
El joven que denunció el caso aseguró que "él u otros compañeros" habían sufrido quemaduras, fracturas de huesos y brechas en la cabeza, así como que le hacían caminar sobre cristales rotos, según el relato del defensor de los acusados (ver EL PAÍS de ayer).
