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El Gobierno de Lituania presenta su dimisión

Pilar Bonet

La dimisión de la primera ministra de Lituania, la economista Kazimiera Prunskiene, junto con todo su Gobierno, culminó anoche en Vilna una escalada de tensionespotenciadas la víspera con la llegada de tropas de élite soviéticas a las cercanías de la capital lituana. Un conjunto de circunstancias externas, entre las que se cuentan unas impopulares subidas de precios entradas en vigor esta semana pese a la oposición del Parlamento, hicieron estallar la crisis que se gestaba desde hacía tiempo en el seno de la dirección lituana, dividida entre moderados y partidarios de una línea más dura.

En una alocución ante el Parlamento, Prunskiene, de 47 años, dijo que los puntos de vista del Gobierno y del Parlamento tenían "diferencias conceptuales" que se habían revelado por primera vez en mayo y junio cuando se formaba la política de negociaciones con la URSS. "Entonces evitamos la crisis, pero ahora el momento está maduro para la crisis", dijo la primera ministra, cuya dimisión fue aceptada por 72 votos a favor, 8 en contra y 22 abstenciones. El Gobierno lituano seguirá en funciones hasta la formación de un nuevo gabinete. Las consultas al efecto podrían empezar hoy, según manifestó un portavoz del Soviet Supremo telefónicamente desde Vilna.Asalto al Parlamento

Manifestantes promoscovitas trataron ayer de tomar por asalto la sede del Parlamento republicano y este organismo se vió obligado a congelar la subida de los precios de los bienes de consumo introducida el día anterior por el gobierno.

Antes de dimitir, Prunskiene, realizó una visita relámpago a Moscú donde se entrevistó durante media hora con el presidente soviético Mijail Gorbachov. Según un portavoz de la representación lituana en la capital soviética, ambos interlucutores trataron sobre la decisión del Ministerio de Defensa de la URSS de perseguir a los jóvenes que ignoren el llamamiento para incorporarse al servicio militar, si estos no se presentan antes del 13 de enero.

Esta decisión, que prevé el envio de tropas especiales a las tres repúblicas del Báltico, Armenia, Georgia, Moldavia y algunas regiones de Ucrania (las zonas con las tasas de reclutamiento más bajas del país), ha sido condenada por todos los líderes del Báltico. Estos temenque los refuerzos de élite, téoricamente destinados a reforzar los centros de reclutamiento, puedan ser utilizados contra los sectores nacionalistas. El primer ministro de Estonia Egdar Saavisar se entrevista hoy en Moscú con el ministro de Defensa Dimitri Yazov.

A pesar de abogar firmemente por la causa independentista lituana, Prunskiene, de 47 años, ha mantenido una política más conciliadora ante Moscú que el presidente de la república Vitautas Landsberguis quien, en vista de la manifestación de protesta que se había organizado ante el parlamento por la mañana, se dirigió por radio a sus conciudadanos exhortándoles a defender el edificio.

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Una contramanifestación, esta vez de partidarios de la dirección independentista lituana, sustituyó así a la manifestación de varios miles de personas organizada por el grupo "Edinstva" (Unidad), que había convocado otro mítin para pedir el cese del Gobierno. Se registraron enfrentamientos cuyos protagonistas fueron, por una parte, las fuerzas del orden público que utilizaron mangueras y a los manifestantes promoscovitas que rompieron una puerta metálica para entrar en el edificio y, por otra, miembros de las dos concentraciones de signo opuesto.

Gorbachov insistió ante Prunskiene sobre la convocatoria de un referéndum para decidir sobre la independencia de Lituania. Esta república, anexionada por la URSS en virtud del pacto germano-soviético de 1939, se declaró independiente el 12 de marzo pasado. Prunskiene, que había sido nombrada primer ministro el 17 de aquel mismo mes, abandonó el partido comunista lituano poco después de asumir el cargo. Sin embargo, nombró como viceprimer ministro a Alguirdas Brazauskas, el jefe de los comunistas de la república, contra los que Landsberguis tiene una profunda animadversión.

Prunskiene, cuyo parecido con Margaret Thatcher se limita al gusto por los trajes de chaqueta, viajó por todo el mundo en busca de ayuda para Lituania cuando el Krerrilin declaró un boicot económico a la república. En junio, consiguió convencer al Parlamento para que suspendiera su declaración de independencia mientras Vilma negociaba con Moscú.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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