Sin noticias de Gurb
Día 23 (continuación)
11.20 Recojo el desayuno, lo llevo a la cocina. Gurb se queda en la terraza leyendo La Vanguardia. Coloco los platos, las tazas y los cubiertos en el lavavajillas.
11.30 Saco brillo a la plata.
12.30 Paso el aspirador. Cambio la bolsa.
13.00 Hago cristales. Quiera Dios que no se ponga a llover.
13.30 Pongo una lavadora. Plancho sábanas. Encuentro una sábana vieja y deshilachada; hago trapos.
14.00 Pregunto a Gurb que a ver a qué hora se come en esta casa. Respuesta: en esta casa no se come a ninguna hora. Por lo que a él respecta (a Gurb, se entiende), le esperan dentro de media hora en el Café de Colombia, en la Vaquería y en el Dorado Petit (en el de Barcelona y en el de Sant Feliu). Siempre acepta las invitaciones de tres en tres, dice, para poder elegir en el último minuto. En cuanto a mí, puedo hacerme algo con lo que haya en la nevera, dice.
14.30 Gurb se ducha, se perfuma, se peina, se viste, se pinta. Me hace llamar por teléfono al servicio de taxis. Madre mía, madre mía, siempre con prisas y siempre llegando tarde a todas partes exclama. Esto no es vida, exclama. Intento decirle que si madrugara más y zascandileara menos, se evitaría estos sofocones, pero ya se ha ido. He de recoger la ropa que ha dejado tirada por todas partes.
14.50 En la nevera no hay más que una botella de cava medio vacía, una orquídea mustia y unas probetas cuyo contenido prefiero no analizar.
15.00 Como en la barra de Casa Vicente. Ensalada del tiempo o gazpacho, macarrones y pollo, 650 pesetas. Pan, bebidas, postre y café, aparte. Con el IVA y la propina, me sale por 900.
16.00 De vuelta en el pisito de Gurb. Treinta y tantos recados en el contestador. Escucho los cuatro primeros. Reviso la correspondencia: facturas y más facturas.
16.40 Dos álbums de fotos. Recortes de prensa: Gurb en Sa Tuna, Gurb en el palacio de la Zarzuela, Gurb en los Sanfermines, Una polaroid torcida y desenfocada: Gurb con un desconocido en lo que podría ser una calle de París. Gurb entrando en el Danielli; saliendo del Harry's Bar. Madrina en la promoción de ingenieros de minas. Abrazando a Ives St. Laurent después del desfile. En una terraza de la Castellana con Mario Conde. Bailando con 1. M. Pei and partners. Madrina del buque lanzatorpedos José María Pemán. En una terraza de la Castellana con los Albertos. Entrando en Sotheby's. De compras con Raisa en Saks Fifth Avenue: míster Saks y míster Fifth atendiendo a las ilustres clientas: Dear ladies, dear ladies! Madrina del primer (y último) rinoceronte nacido en el zoo de Madrid. En una terraza de la Castellana con los dos Marcelinos. Bailando con Akbar Hashemi Rafsanjani.
17.08 Me llego al supermercado de la esquina. Comida, artículos de limpieza, vino, gaseosa, total 13.674 pesetas Guardo el recibo para pasar cuentas Los números para el sorteo de un Honda Civic me los quedo yo.
17.30 De vuelta en el pisito de Gurb. Veo Los mundos de Yupi.
18.00 Veo Avanç de l´informatiu vespre.
18.30 Veo Maritrapu eta mattintrapuren abenturak. Luego videoclips.
20.00 Pongo a hervir agua en un cazo. Le añado sal. Echo zanahorias, patatas, col, puerros, apio, un alita de pollo, un hueso de ternera. Miro la hora.
21.30 Apago el fuego. Voy poniendo la mesa. Riego las plantas de la terraza.
22.30 Ceno solo.
23.00 Sesión de noche. Ciclo De tal palo tal astilla. Hoy El hijo de Ben-Hur, (1931), con Ben Turpin y Olivia de Havilland. Y la próxima semana... El hijo de Balarrasa, con José Sazatornil.
24.30 Me lavo los dientes; rezo mis oraciones y me acuesto en el sofá. Sin noticias de Gurb.
01.00 No consigo pegar ojo.
02.00 No consigo pegar ojo.
03.00 No consigo pegar ojo.
04.00 Me levanto. Paseo piso arriba, piso abajo para calmar los nervios. Como no conozco la distribución del mobiliario, me doy con todos los cantos en las espinillas.
04.20 Me siento en la mesa. Tomo papel y rotulador.
"Querido Gurb:
A veces sucede que dos personas conviven largo tiempo sin llegar a conocerse mutuamente. También puede darse el caso opuesto, esto es, que dos personas convivan poco tiempo y, sin embargo, paradójicamente, lleguen a conocerse mutuamente. También puede suceder otra cosa, a saber, que dos personas convivan largo tiempo y una de ellas llegue a conocer a la otra sin que ésta, por su parte, llegue a conocer a aquella, en cuyo caso no podríamos decir que ambas personas han llegado a conocerse mutuamente, pero tampoco podríamos decir que ambas personas se desconocen mutuamente. Todo esto, por supuesto, no tiene nada que ver con nosotros, y si me he permitido traerlo a colación ha sido porque no quiero que pienses que trato de introducir elementos ajenos al tema o que no le son propios. Es más, voy a empezar de nuevo la carta, en parte por lo que te acabo de decir, y en parte porque hace rato que me he perdido".
04.35 "Querido Gurb:
Ante todo, quiero establecer una clara distinción entre dos conceptos fundamentales, a saber, los principios y los preceptos".
04.50 "Querido Gurb:
Ahora que se acerca el verano, creo que ha llegado el momento de partir".
04.51 Engancho la carta en el espejo del boudoir con una gota de pega. Releo lo escrito. Decido adoptar la apariencia de Yves Montand y cantar con mucha expresividad
Si vous avez peur des chagrins d`amour, evitez les belles...
La interpretación me queda un poco deslucida, porque debido a un error mecánico, me he convertido en Jacques Yves Cousteau, y con la escafandra no hay quien entone.
05.05 Con las tijeras de las uñas reduzco el guardarropa de Gurb a microorganismos.
05.12 Vacío los frascos de perfumes en el fregadero y los relleno de ácido sulfidrico; pinto bigotes a los cuadros; lleno la nevera de sabandijas; pego mocos en las cortinas; grabo pedos en el contestador; meto un cerdo en la bañera. Me largo del piso dando un portazo.
05.35 Me meto en el único. bar del barrio que aún está abierto. La clientela es numerosa, pero como yace mayoritariamente en el suelo, consigo amplio lugar en la barra. Pido seis whiskies. Dobles.
06.35 Llego a mi piso. Me tumbo en mi cama y me quedo dormido antes de tener tiempo de cerrar los párpados.
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