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Cirugía rápida para ejecutivas ocupadas

La clínica Ginemedex de Barcelona trata de atraer con el láser a la alta clientela femenina

Milagros Pérez Oliva

Se anuncia como la más moderna y sofisticada clínica ginecológica de día, y entre los reclamos de su publicidad figura una oferta de cirugía rápida para ejecutivas muy ocupadas que no pueden perder demasiado tiempo en desprenderse de un ovario o de un quiste de mama. Exquisita y pulcramente decorada en tonos grises y verde pálido, la clínica Ginemedex se encuentra en pleno paseo de la Bonanova de Barcelona, y su director y propietario, Carlos Morin, culmina con su apertura una fulgurante carrera médica y financiera en la que figura, con peso determinante, el más conocido centro privado de interrupción voluntaria del embarazo de Barcelona, situado en la calle Anglí.

Carlos Morin se apresura a precisar que no sólo las ejecutivas sino también las amas de casa estresadas por la responsabilidad pueden beneficiarse de esta oferta de rapidez, seguridad y eficacia capaz de evitarles el incordio de una semana de hospitalización. Y eso es así porque en Ginemedex reina el láser y esta técnica quirúrgica permite operar la matriz y enviar a la paciente inmediatamente a casa.El láser yag puede ser el más certero bisturí a condición de que quien lo maneje tenga un gran dominio de esta técnica que se aplica gracias a otra de uso ya muy extendido, la laparoscopia. Esta permite, mediante una pequeña incisión y la introducción de un fino tubo a través de la pared abdominal dirigir el rayo láser al punto preciso que se quiere intervenir El médico opera a través de ese tubo gracias a una diminuta cámara que reproduce en una pantalla de videoterminal la imagen iluminada del lugar en el que se opera. "Sólo un finísimo laparoscopista puede ser un buen cirujano de láser", afirma, tajante, Morin.

Esta técnica es tan poco agresiva, que permite la recupe ración total de la paciente en apenas unas horas, por compleja que sea la intervención. Y ahí es donde radica, precisamente, la originalidad de la iniciativa de Morin. Él asegura que la clínica de día constituye una creciente demanda social: "A la mujer ejecutiva, que tanto le ha costado llegar arriba, le resulta un gran inconveniente que, por cierta circunstancia como la de ser mujer, haya de perder el ritmo profesional".

Morin prescinde de que es no es precisamente la actitud profesional más saludable y que muchas de esas ejecutivas que tanto han luchado empiezan a estar hartas de hacer de superwomen y a veces desearían incluso coger una gripe para poder pasarse cuatro días en la cama leyendo tonterías. Él va más allá: "Bueno, es posible, pero entonces lo que no querrán es perderse un día de vacaciones por un posoperatorio si pueden evitarlo".

Ausencia de riesgo

Más allá de qué es primero en la medicina privada, la necesidad social o la oferta médica, la cirugía por láser tiene dos ventajas evidentes: la ausencia de trauma quirúrgico y la disminución del riesgo. "De las 6.000 intervenciones que llevo hechas con láser, no he tenido nunca una sola infección posoperatoria", afirma Morin.La novedad de Ginemedex reside, sobre todo, en el modelo de competencia que representa Su oferta ocupa, con certera visión comercial, un espacio casi virgen que la medicina pública tardará algún tiempo en incorporar. "El 80% de las operaciones pueden hacerse ya por láser. Esta técnica desplazará a la cirugía tradicional porque, además de disminuir el riesgo evita la hospitalización, que es lo que más encarece la asistencia", añade. Se trata de un modelo de clínica de elevada inversión inicial, pero de altísima rentabilidad. Apenas precisa personal y sus quince camas pueden llegar a albergar hasta 60 enfermos diarios. Morin sigue la estrategia que tantos frutos le ha dado en sus anteriores iniciativas: consulta privada de tarifa libre, pero a precios moderados: una esterilización por laparoscopia, 35.000 pesetas; un mioma de matriz, 170.000; un quiste de ovario, una endometriosis o un proceso tumoral de trompas, 140.000. Y trato rigurosamente individual: "Si masificamos, rompemos el caramelo", apostilla.

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