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Nace la República de Yemen

Ángeles Espinosa

Los líderes de las hasta ahora repúblicas yemeníes del Norte y del Sur, Alí Abdalla Salej y Jaida Abu Baker, proclamaron ayer en Adén la República de Yemen en una ceremonia histórica. Doce millones de yemeníes son a partir de ayer ciudadanos de un solo Estado presidido por Salej. Mientras se izaba la nueva bandera -blanca, roja y negra- en la nueva capital, Adén, y en sede de la la Liga Árabe, se retiraban las estatuas de Lenin y Marx.

A partir de hoy, las autoridades de la recién proclamada República de Yemen deberán buscarle un nuevo destino a Ozmán, el funcionario suryemení que hasta ahora se encargaba de sellar los pasaportes en la frontera terrestre entre las extintas República Democrática Popular de Yemen y República Árabe de Yemen. Despanzurrado en el suelo y mascando qat, Ozmán hace ya días que se tomaba su deber con un gran relajo.De hecho, desde que Saná y Adén autorizaron el año pasado el libre tránsito de sus nacionales, sólo los extranjeros han estado obligados a presentarse ante él, que, eso sí, nunca ha olvidado cobrarles los siete dinares del visado (unas 2.000 pesetas).

Desde hoy, y con capital en Adén, la flamante República de Yemen cuenta con un Parlamento provisional de 301 diputados. "De ellos, 159 proceden de la Asamblea Consultiva (Parlamento de Yemen del Norte) y 111 del Consejo Supremo del Pueblo (Cámara suryemení), cuya última tarea ha sido la aprobación de la constitución común. Otros 31 son personalidades independientes", explica el diputado Husein al Ameri. La elección de estos últimos, un 20% del total, ha recaído sobre el presidente, con el objetivo de representar a Ias fuerzas nacionalistas". Aunque el nuevo Estado se declara democrático y pluripartidista, los antiguos legisladores mantendrán sus puestos durante un periodo transitorio de dos años y medio. Sólo transcurrido éste tiempo se celebrarán las primeras elecciones, a las que podrán concurrir todos los partidos políticos que se hayan formado.

El poder ejecutivo, al frente del cual los diputados han elegido al hasta ahora presidente noryemení, coronel Alí Abdalá Salej, descansa sobre un Consejo Presidencial de cinco miembros. Este órgano provisional ejemplifica en su composición el equilibrio de fuerzas alcanzado: tres miembros del Norte y dos del Sur. Entre ellos, el secretario general del Partido Socialista Yemení (PSY), Alí Salem al Beld, como vicepresidente, y el jefe del Estado de Yemen del Sur, Jaidar Abu Baker al Atas, como primer ministro.

De todas formas, un acuerdo tácito entre las partes garantiza la distribución al 50% de los puestos de la Administración, tal como se refleja en la composición del Consejo de Ministros. Para este periodo transitorio, 17 de los 33 miembros del Gabinete proceden de las estructuras políticas del Norte, frente a 16 del Sur. Para equilibrar aún más el reparto de fuerzas, los números dos de cada ministerio proceden de la región contraria a sus jefes.

Los funcionarios parecen haber aceptado sin mayor problema la reestructuración motivada por la unificación institucional. "No tendré ningún inconveniente en cederle mi puesto a mi correspondiente del Sur", aseguraba pocas fechas antes del día de la unificación Abdelmalek Asindi, director de Relaciones Públicas en el Ministerio de Información. "El cargo no me pertenece, no voy a llevármelo a mi casa. Si se lo atribuyen a alguien del Sur, trabajaré con él como su asistente o lo que haga falta", repetía a los periodistas.Asindi, un entusiasta de la unidad, hablaba tal vez con la convicción de la superioridad numérica de Saná.

Menos entusiasmado con la idea se mostraba el director del puerto de Adén, capitán Said Yafái. No se trataba de falta de interés en la unidad, "el único futuro para el país", según sus palabras. Yafái lamentaba, sobre todo, la eventualidad de tener que abandonar su despacho, con una vista magnífica sobre la bahía de Adén, por la más conservadora y tradicional Saná, a 2.300 metros de altitud sobre el nivel del mar y a 250 kilómetros de la costa más cercana.

La abolición definitiva de las fronteras ha estado precedida de una febril actividad para unificar instituciones. El temor a que las fuerzas contrarias a la unidad intentaran cualquier tipo de sabotaje del proyecto ha llevado a los Gobiernos del Norte y del Sur a acelerar la proclamación de la República de Yemen, inicialmente prevista para noviembre de 1990. Así, durante toda la primera quincena de este mes, con Salej y Al Beld al frente, por unos días, la eapitalidad estuvo en Tais, la principal ciudad meridional de Yemen del Norte. Allí, a medio camino entre Adén y Saná, ministros y consejeros concluyeron la fusión, de los dos ejércitos, distribuyeron competencias y ultimaron las líneas de política exterior.

Los ires y venires de los cargos llegaron a colapsar las líneas aéreas en ambas direcciones, mientras las respectivas compañías nacionales, Yemenía y Al Yenda, estudiaban su fusión. Tan inusitada concentración de personalidades en la llanura de la Tihama desbordó la capacidad de acogida de los anfitriones, que se preguntaban cómo se las arreglarían para alojar a las numerosas delegaciones que acudirían a la proclamación del nuevo Estado. "Va a ser un problema", confesó Asindi a EL PAÍS entre dos reuniones. "Immigration officer" (funcionario de inmigración), tiene que repetir un par de veces Ozmán para que unos turistas se den cuenta de que los papeles se arreglan sobre la manta extendida en el suelo.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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