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El 'violador de la Alhambra' reconoce haber asesinado a una niña de nueve anos

"No podía dominarme, y cuanto más sufrimiento veía, más saciaba mis instintos sexuales" aseguró ayer al tribunal de la Sala Segunda de la Audiencia Provincial de Granada José Fernández Pareja, de 33 años, conocido como el violador de la Alhambra, que reconoció ser el autor del asesinato de la niña de nueve años María Aixa Fernández.

Fernández Pareja, que había raptado a la niña en la puerta del domicilio de su tía, relató al tribunal que la condujo a punta de navaja hasta un recóndito bosque de la Alhambra y la sometió a diversos abusos sexuales. Posteriormente, estranguló a la pequeña, a la que asfixió introduciéndole sus propias bragas en la garganta. Con idéntica frialdad, admitió haber hecho lo mismo, seis meses antes, con la niña Susana García, de 13 años. Susana, sin embargo, logró salvar su vida gracias a que su lengua impidió que las bragas que le introdujo Fernández Pareja en la boca llegasen hasta el fondo de la garganta.El acusado, natural de Granada, reveló al tribunal que cometió los hechos que se le imputan "influenciado por el Diablo y no por la luna llena" como declaró a la policía tras su detención.

El público atestaba la sala en que se celebró ayer el juicio, que se prolongó durante seis horas en sesiones de mañana y tarde. El violador de la Alambra llegó a las 9.30 en un furgón celular al palacio de Justicia granadino, escoltado por numerosos efectivos policiales. Vestido de forma impecable, Fernández Pareja respondió durante más de una hora a las preguntas del fiscal, Arturo Gómez Pardo.

En sus conclusiones definitivas, Gómez Pardo calificó los hechos como constitutivos de nueve delitos -abusos deshonestos, rapto, violación y asesinato frustrados en el caso de la niña Susana, y asesinato con alevosía, entre otros, en el de María Aixa-, y pidió para el acusado un total de 106 años de cárcel, cuatro más de los que en un principio había solicitado.

Estaba previsto que Susana García prestase declaración al tribunal ocultándose del público a través de una mampara. No obstante, el fiscal renunció a su testimonio y se remitió a las declaraciones hechas con anterioridad por la menor.

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