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El 'espíritu del 12 de febrero'

Cuando Arias Navarro cesó en el cargo, de presidente del Gobierno, los análisis políticos concluyeron que, aunque inesperada para el interesado, su marcha respondía a una situación insostenible. Insostenible políticaimente, con un Gobierno dividido y sin iniciativa frente a la oposición política, e insostenible económicamente, sin afrontar los graves problemas de inflación y paro existentes.El perfil político de su etapa como presidente quedó definido en el discurso que pronunció en las Cortes el 12 de febrero de 1974, y que abrió un período de esperanza y expectativas políticas con el conocido espíritu del 12 defebrero. Arias anunció una ley de asociaciones políticas, pero sólo ajustada a las Leyes Fundamentales. Este criterio fue ampliado posteriormente hacia otras corrientes políticas, llegando hasta el socialismo. El comunismo en estas etapa quedó siempre fuera del juego político.

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Arias, enfrentado al hecho de una reforma constitucional, se mostró partidario de una adaptación legislativa de las Leyes Fundamentales del viejo régimen, que acogiera los nuevos cambios, pero simpre sin cambios radicales. Posteriormente, llegó a admitir la conveniencia de cambios más profundos pero excluyendo toda "revolucionaria" de ruptura. Arias defendió que la evolución dernocrática de España debía conseguirse por una vía propia, una "democracia a la española". El ex presidente hizo vagas llamadas a la cooperación de los grupos políticos, desde la extrema derecha hasta el PSOE. Desde el primer momento, se mostró contrario a cualquier amnistía y sólo era favorable a indultos individuales.

En enero de 1976, la revista Newsweek publicó extractos de una entrevista con Arias, en la que el entonces presidente del Gobierno español afirmaba que en un plazo de dos años habría en España cuatro o cinco partidos políticos y declaraba la firme intención de entrar en la OTAN y el Mercado Común. Afirmaba que era un conservador clásico y que estaba abierto a todas las doctrinas no comunistas.

La ambigüedad e indecisión del pensamiento político de Arias alimentó en Europa Occidental una imagen de reaccionario intolerante y heredero directo del almirante Luis Carrero Blanco y del franquismo más ultramontano. En España, la causa de su salida de la presidencia del Gobierno, dimisión según el comunicado oficial de la época, fue el exasperante fracaso de su política de reforma, incapaz de comprender el verdadero papel que el país y el Rey habían puesto en sus manos.

El ex presidente fallecido dingia entonces un Gabinete falto de cohesión y lleno de francotiradores sin ninguna autoridad. Mientras, se mostraba incapaz de abrir un diálogo con la opsición, obligando a que fuera el propio Rey quien enfrentara este hecho a través de contactos con personalidades de la época.

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