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El Gobierno nicaragüense endurece su campaña contra la popular Chamorro

Antonio Caño

Una intensa campaña de propaganda que vincula a la contra con la Unión Nacional de Oposición (UNO) y acusa a ésta de ser el brazo político de los rebeldes ha sido puesta en marcha por el Gobierno nicaragüense a partir de la reciente suspensión de la tregua de 19 meses. El tono de la campaña electoral se ha endurecido considerablemente, y la presión gubernamental se centra ya exclusivamente sobre la candidatura encabezada por Violeta Chamorro, a la que las encuestas reconocen un crecimiento constante.

ENVIADO ESPECIAL,Quedó atrás el período rosa en el que los sandinistas pintaban tímidamente en las paredes: "Con ,Daniel y Sergio [Daniel Ortega y Sergio Ramírez, los candidatos del Frente Sandinista], todo será mejor". Quedaron atrás los discursos en los que el partido del Gobierno trataba de presentarse como una fuerza moderada, centrista, frente a las otras opciones políticas de derecha y extrema izquierda.Con el levantamiento del alto el fuego y la reanudación de la guerra, los sandinistas no sólo recuperaron la iniciativa en el terreno militar, sino también en el político, Se ataron el pañuelo rojinegro al cuello y se lanzaron a recorrer ciudades y pueblos nicaragüenses para recordar a la población que los candidatos de la UNO son los mismos que atacaron y mataron en las últimas semanas en distintos puntos del país.

La televisión sandinista se ha llenado de insultos y alusiones negativas a la UNO. Las imágenes de Violeta Chamorro son manipuladas para hacerla aparecer como una anciana cansada y enferma. Se insiste en las diferencias internas de la coalición opositora y se impide el acceso de sus, portavoces a los informativos. Los periódicos del Gobierno se refieren continuamente a la UNO como contra-1 o GN-1 (Guardia Nacional Somocista 1).

Testigos de amenazas

El Ministerio de Defensa presentó el lunes pasado a un grupo de combatientes contras que se declararon testigos de cómo los rebeldes antisandinistas ocuparon en semanas pasadas algunas poblaciones con el fin de pedir el voto piara la UNO y amenazar a los que votasen por otros partidos.Según el Gobierno, los contra que participaron en los últimos ataques en el sur del país lo hicieron al grito de "¡Viva la UNO". Periodistas extranjeros han recogido testimonios contradictorios sobre este aspecto; mientras que algunos conversaron con personas a las que combatientes con tras les pidieron votar a la UNO otros citan a individuos que se dicen presionados por los militares sandinistas.

Portavoces de la UNO aseguran que "es ridículo" pensar que los contra matan en nombre de la candidatura opositora, pero se niegan a hacer una declaración explícitamente en contra de la actividades de la Resistencia Nicaragüense (RN). "No tenemos por qué estar todo el día desmintiendo esto o diciendo que estamos en contra de aquello. El Gobierno quiere ponernos a la defensiva, cuando en realidad la UNO está a la ofensiva", dijo un dirigente de la coalición.

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Distintos observadores opinan que el clima surgido a raíz de la reanudación de la guerra es sólo el principio de un endurecimiento que será más apreciable a medida que se aproxima la fecha de los comicios, el 25 de febrero de 1990. El Gobierno parece insatisfecho con los resultados de la campaña electoral hasta ahora y pretende un giro hacia el radicalismo.

Independientemente de la solvencia o la credibilidad de las encuestas realizadas hasta ahora, todas coinciden en un progresivo ascenso de la UNO. "Una victoria de la oposición no es hoy vista como una locura imposible", asegura un diplomático europeo.

El Frente Sandinista, que no sólo no contempla la posibilidad de una derrota, sino que busca una, victoria superior al 60%, se siente, obviamente, preocupado por esta situación. "No es que tengamos miedo de perder, que no lo tenemos, sino que tenemos que demostrar que seguimos siendo la fuerza hegemónica en Nicaragua", manifiesta un portavoz, sandinista.

Para ello, el Gobierno no parece haber encontrado mejor instrumento que el de demostrar su autoridad; desplegar su Ejército, combatir a los contra, elevar el tono de su discurso y dejar claro quién manda en este país y quién va a seguir mandando.

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